sábado, 23 de enero de 2021

HIPOPÓTAMOS

 


Seguimos con la serie de animales salvajes en defensa de nuestra maravillosa Naturaleza. En este caso una hipopótama con su cría recién nacida. Una fuerza natural, herbívoro, sí, pero de una fortaleza y fiereza capaz de intimidar a cualquiera, incluido el hombre. Este mamífero anfibio que, por su gordura se asocia a la placidez, resulta ser un feroz y aguerrido rival capaz de partir por la mitad a un cocodrilo y que es el mayor asesino  de hombres del continente africano, del que resulta un habitante característico y exclusivo capaz de sobrevivir en la selva, en la sabana y en el desierto.

Es un caligrama que muestra a la madre y su retoño y cuyo poema componente. mi poema, describe ala perfección:

Mamá hipopótama ha tenido un niño.

A su papá aún no se lo ha dicho.

Si se enfada, suele ser un mal bicho...

- Mi niño es bonito y nunca le riño.

Va siempre a mi vera, va despacito.

Es mi vivo retrato en pequeñito.


¡Y es tan juguetón, curioso, gordito...!

que nadie sospecha que crecerá fiero, 

un titán peligroso y pendenciero

con todo su tonelaje inaudito,

que es de África salvaje, bandera

de su fama auténtica y verdadera.-


Malas pulgas, mucho diente gigante,

el titán es un peligro ambulante.

Su enorme boca le gana el respeto...

Pocos se atreven a seguirle el reto


a este paquidermo del jabalí

pariente y afín, anfibio africano

que gusta de nadar, tener a mano

ríos, lagos y pantanos de allí.

Paticorto, cuerpilargo y voraz,

que, airado, es asesino contumaz


y hasta el cocodrilo de él se aleja,

ni se acerca el león ni hiena alguna

ni él teme a fiera feroz ninguna,

ni de él osa nadie dar su queja

ningún vecino de su residencia,

de quien no teme a ninguna pendencia.


Paradigma de terrestre gordura,

este mamífero anfibio africano,

a pesar de parecer campechano, 

es feroz y posee una mordedura

muy capaz de partir por la mitad

a un feroz cocodrilo y sin piedad.


MANUEL MILLÁN CASCALLÓ


El poema se inscribe en la sombra de la madre hipopótama, dejando al paisaje y a la cría sin muestras de él...


MANUEL MILLÁN CASCALLÓ

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