sábado, 16 de junio de 2018

¿DUERMES?

Encajado en un laberinto de palabras e imágenes, la hélice onírica gira vertiginosamente. Placenteramente un rostro de mujer sobre la almohada, una ventana a la realidad, se retuerce, debatiéndose entre el oasis de descansarse de sí misma y el hibridar y amalgamar sus propios miedos, sus propias pesadillas. La beldad tuerce el rostro, como la paz, atrapada en su imagen, en su instante como un cuadro bidimensional que aplasta el volumen de sus sentimientos para aprisionarlo en la síntesis de sus reflexiones, sus recuerdos, sus miedos y sus anhelos, que han convertido su tridensionalidad volumétrica en un juego de sombras y luces, de sensaciones que engañan la vista.

Tuerce el gesto en su paz y un monstruo acecha convertido en garra amenazadora. Allí, el caligrama, mi caligrama fusiona imagen y palabra que del rostro saltan a la garra amenazadora y de ahí al marco del cuadro que lo atrapa y al interrogante en que nuestro interrogante sueño se formula en historia. Pero el poema, mi poema, va más y, como las aspas de un ventilador gira en distintas historias en derredor de la imagen y, a veces hasta marca en hilos los enlaces de una a otra estrofa. Podría, deliberadamente, el poema, la historia empezar por la estrofa más elevada, por la imagen o por el marco. Su sentido no cambiaría. Si empiezo por el que parece el principio sin serlo es porque marca la introducción al letargo para sumirse en el pozo de los sueños  y resurgir de él en el interrogante y las estrofas que le rodean, pero no hay que llevarse a engaño. En realidad, de las profundidades oníricas donde el placer y el horror convergen, escala a la realidad de sum entorno buscando su sentido.

Así reza el poema:

¿DUERMES?
El sueño distorsiona tu rostro.
Un humo intenso crece
mientras el sueño me mece
- Duermes?
Una garra acecha tu rostro durmiente

Torcido tu rostro está
en un oasis
¿Sueñas?

Lánguida tú,
como una sombra al contraluz...
se desvanece.

Sueñas?
Tu rostro convulso se pregunta. Sí-

Una ventana al Mundo encierra
el profundo abismo de la Tierra.
Bruma de abulia, desgana...

NO QUIERES DESPERTAR?

Tú misma te hieres de mil formas al azar.
Fantasmas son de tus recuerdos
que difuminan la razón.
Ni los cuerdos
pueden sujetar
las sombras que minan

Aunque quisieras despertar,
ya no podrías.
Tus sueños han atado tus días
y tus noches
Han matado de fantoches.

Eres tú?
Mis pesadillas 
tejen la telaraña 
que me envuelve ... 
Tabú
que mi vida hace astillas
agita con saña
mis miedos y su fantasma
siempre vuelve.

Siento su miasma 
cogiendo mis  dedos.
Es mi guardián y mi asesino.

MANUEL MILLÁN CASCALLÓ


Los sueños habitan la maraña del subconsciente. En ellos el placer y la belleza se funden al horror cambiando de disfraz, la mujer del deseo, el places y la paz pueden atornillar mis monstruos y hacer surgir de lo profundo los más terribles horrores y pueden ser, mujer seductora también, mi propio asesino... no dejo de ser también y en todo y en todos, yo mismo huyendo de mí despavorido.

MANUEL MILLÁN CASCALLÓ

lunes, 11 de junio de 2018

MANO DE DIOS, TÓTEM GAUDINIANO

El caligrama refleja, como si el tiempo no hubiese pasado, la obra gaudiana de la Sagrada Familia barcelonea en su sentido más totémico y sin buscar el fiel reflejo ni de su estructura actual (y posterior a la vida de Gaudí) ni de su aspecto más completo. Me interesa más la simbología icónica por su relación con su autor, Antoni Gaudí, y con su intención original respecto al resultado que no la pormenorización del edificio.

Vaya por delante que aquí, el caligrama devora en su estructura una declaración de lo que es la actual Ciudad Condal, el lugar donde nací y donde víví mis primeros cuarenta años, que por su intrínseca esencia con el laberinto de símbolos de esta obra inequívoca y cumbre de su particular y genial arquitectura, se completa con el poema que no es el que se pierde en el edificio y que, como contraposición, se dedica exclusivamente a Gaudí, a la Sagrada Familia y a la idea inicial del arquitecto, tan místico y sembrado de fe y apego a la religión católica como se diluye en la modernidad pagana de la próspera ciudad.

El lector se verá, pues obligado a indagar el poema que se pierde en la imagen de la fachada, un canto a Barcelona y su variada y mutable entidad como se ve obligado a descubrir la laberíntica simbología que Gaudí dispuso en esta maravilla arquitectónica.

El poema visible que lo complementa, tan mío como el caligrama, imagen y poema que incluye, es claro y meridiano y se dice a sí mismo en su denuncia de la antítesis final con el propósito de su creador cuando la construyó. Eso sí, Barcelona, la que fue su coetánea, como la actual, queda con ello retratada en su símbolo más evidente y meridiano:

Esta mano de Dios implora al cielo.
Gaudí la talló catedral futura
como una habitable e inmensa escultura
que emergía del mismísimo suelo.

Una ciudad próspera, su desvelo:
Barcelona emergente en su hermosura,
que creció galana en su donosura,
se vestía burguesa, fuego y hielo...:

Comerciantes, banqueros...
                                                   pero obreros,
toda de escaparates para el rico
y barrios miserables proletarios...

Dinámica nos sigue en los postreros
tiempos de predominios fiduciarios
Sí... mas vivir en ella cuesta un pico...

Y el edificio gaudiniano vive...
Joven audaz que fue en su nacimiento
cuando mordió la tierra y su cimiento
se creció tótem que a su autor describe
como el genio que fue, tan visionario,
adorado y preciado estrafalario

pero único, como esta catedral
surgida como icono celestial...:

Era una mano que se se hará corona.
de cuatro torres, dieciocho surgieron
y un laberinto gótico se hicieron,
de símbolos, un bosque en Barcelona.
Si Gaudí levantara la cabeza,
la reconocería en su grandeza...

Pero él la levantó a Dios, buen creyente,
pensando que nunca se concluiría.
Ahora que su belleza ya extasía,
nos parece posible y recurrente
darle fin en una ciudad pagana
a quien solo el capital viene en gana.

MANUEL MILLÁN CASCALLÓ


Gaudí la creó como una implorante mano fervorosa que suplicaba a Dios, su Dios, por una ciudad próspera que, aún fervorosa, agradecía al Creador su fortuna... Pero esta torre de babel, como la bíblica, a quien nadie puede negar su belleza singular y su excepcionalidad es ahora más el símbolo del comercio y el negocio que no la catedral que su autor dedicó al dios en el que el tanto creía. 

Sin duda una obra genial que demuestra el genio creador de Gaudí, pero no sé hasta que punto la catedral que el él creó y empezó a construir.

MANUEL MILLÁN CASCALLÓ

martes, 5 de junio de 2018

SINTÉTICA CALIGRAFÍA DEL DESEO

El deseo aboca sus delirios, de la obsesión del tiempo, con su reloj tirano, surge el cruce del instante, delinea los ritmos peripatéticos del subconsciente y de su péndulo oleaje surge el dedo dictador que va delineando, imperceptible, el vuelo de una historia, de aquí a allá sus sensaciones revolotean en palabras y sintetizan las obsesiones carnívoras en cuerpos cuya escritura esculpe el armazón de las palabras y las imágenes desnudas de lo deseado, mujer porque soy lo que soy y porque lo soy supone mi deleite deseado y nunca alcanzado para huir zigzagueando de potencias deletéreas inabarcables. El viaje el un pulso, un péndulo donde consciente y subconsciente hacen colisionar reflexiones intelectivas, sensaciones y sentimientos para construir la escultura del instante. El deseo se caricaturiza a sí mismo antes de despertar de su imposible y acaban retratándote en la urgencia de ti mismo... pero subyace el esqueleto, el armazón de lo anhelado y nunca conseguido... Al fin y al cabo, también es un propósito que colisiona con la realidad en su propia negación que no es más que la tuya. Esa que te hace humano que vomita sus represiones en la imagen y en el poema retratado.

Esta línea de caligrama de recorrido que fusiona el poema con el ritmo zigzagueante del pulso armónico de las sensaciones y se articulan a la imagen o cadena de imágenes no dejan de ser también una síntesis de escritura caligramática automática y ya la he mostrado más de una vez como contraste a la obsesión metódica y realista de otros caligramas, pictocaligramas y pictogramas caligramáticos.

La pluma, el bolígrafo o el rotulador esquía su ritmo por el papel sin separarse de él, como una bailarina peonza, capaz del vértigo de la rotación y la traslación de los planetas, sus satélites y los astros que los imantan de su luz inspiración, como capaces de zigzaguear el oleaje del pulso armónico del sentimiento como incapaces de saltar perdiendo contacto con el delirio del impulso que le obsesiona y ata al instante... Es otra línea factible de la sensación haciendo de motor de la inspiración subconsciente liberada de lo consciente y entregada al espasmo de los instintos sensitivos. Una antítesis necesaria de mi otro yo metódico hasta la obsesión... El abstracto y lo concreto figurativo no son incompatibles, porque, en lo segundo, la abstracción del poema se diluye en la imagen que lo simboliza. La síntesis intelectiva fusionada al subconsciente se ha sintetizado en la imagen cuando aquí lo hace en el trazo liberado y en la confusión laberíntica de las líneas que danzan vertiginosas y se entrecruzan... Es una inversión de caracteres que complementa a su opuesta. Tan yo como su opuesta.

Aquí tendrás que crear y dejarte llevar por el ritmo de las líneas para descubrir que puede haber empezado por cualquier parte pero te deja meridianamente dónde acaba...: en la expresión que resume el recorrido...: Risible desnudo ante su propia realidad... 

La reflexión intelectiva acaba siendo la síntesis a la que aboca la obsesión liberadora del delirio subconsciente.

MANUEL MILLÁN CASCALLÓ