domingo, 29 de septiembre de 2019

ETERNA PLUJA DEL TEMPS

 
Este mi pictocaligrama representa el paso del tiempo como una lluvia de tiempos relativos e individuales... Una lluvia de relojes, uno por existencia que presentan la vida de cada uno y que, al estrellarse contra el suelo dejarán de existir de la misma que la etérea nube de Kronos les dio esencia y los lanzó al aéreo abismo de la vida.

El poema, mi poema, en catalán, deambula entre las nubes y sus hijos, los relojes, como hijos abandonados por el tiempo a su suerte, que llueven (concentrándose en los tres relojes en primer plano) y reza así:

Plou, el temps plou
com un plor infinit
de rellotges
de tota mena
i de cadascú.

Plou, el temps plou
sense fi
i a tot l'Univers.

Llàgrimes de diamant,
perles de cada temps, 
perles de cada vida,
de cada ser existent.

Plou i plou.
A tota la Terra plou
i arreu... plou i plou.

Corra un gran riu
impetuós
d'ànimes sense cos.

Plou i plou,
arreu plou
sense fi.

Segons, minuts,
estones senceres
i lapsus sense nex...

Hores, dies,
setmanes, messos,
anys... vides senceres
i temps que ens sembla etern
i que no ho és pas...

Des d'el Big Bang, plou
i plou sense fi...
Sortosament plou
aquest plor infinit
d'nstants...

Un riu mil·lenari de temps
busca el mar de l'infinit,
els astres navegant el buit
de la negra eternitat
d'aquest pou,
d'aquest abisme de nit
que sembla no arribar
mai a cap sòl contundent.

I van caient els rellotges,
els rellotges de tota mena,
com van caure en el passat,
com caurem en el futur
i com caurem cada dia
des de que el temps és temps.

MANUEL MILLÁN CASCALLÓ

sábado, 14 de septiembre de 2019

ÁRBOL MILENARIO

Si hay alguna representación viva que presente de forma certera la sensación del paso del tiempo en un ser vivo es la de un de esos árboles milenarios de cuerpos (tallos) nudosos y retorcidos y amplios y numerosos tentáculos (raíces) hincados firmemente a la tierra y con ella, a la vida misma. Cada año añade una nueva pared, un anillo y su inmenso y bello corpachón es toda una proclama de la lucha por la vida... Su aspecto adquiere una estampa dramática y espectral como solemne y contundente de fuerza y tenacidad brutal... Es el tiempo eternizable, capaz de unir a la rutina cotidiana, la supervivencia a la brutal fuerza de la naturaleza, soportando nevadas, ventiscas, tormentas, diluvios, el fuego, los temblores de tierra, rayos, huracanes, aridez, plagas de animales, sequías, herbívoros voraces y al hombre... sobre todo al hombre ambicioso y ciego al tiempo, la paz y la belleza, con sus guerras, sus ansias de explotación, la polución... Como la roca misma, soporta todo y nos soporta elata e impertérrita.

Mi pictocaligrama es claro en la imagen del árbol milenario con su tallo gigante y bravío como lo es el poema, mi poema que lo integra:

Retorcido de años y años, de antaño...
La corteza crespa, el torso abultado...
Su pelaje de hojas ya está cansado...
y cada año hace su anillo castaño

Ya murieron otros de su rebaño
verde y en el mismo bosque olvidado
y siempre con arbustos a su lado.
Árbol milenario, vive sin daño

su vejez. No le hirió el rayo asesino
con esa eléctrica espada de fuego
y aún deja sus hojas temblar de viento...

Su tronco esculpido de años, sino
de los labrados por el apego
al suelo en el que nacieron... Su asiento..

Sus raíces clavadas en la tierra,
manos que escarban la epidermis fría
buscando su origen en la porfía
mineral de la vida que se entierra

de siglos mientras crece y se emperra
en respirar al aire libre día a día,
que a intensas bocanadas, sentía
revitalizar la savia con se encierra

cada hálito de su arbórea vida...
¡Tantas vidas a su lado han transcurrido
que ya no recuerda sus rostros ciertos!

Parece que dormita pero no olvida
vivir la intensidad con que ha vivido
y aún mantiene sus ojos despiertos.

MANUEL MILLÁN CASCALLÓ

martes, 10 de septiembre de 2019

LA HÉLICE INFINITA

La hélice infinita es un caligrama local de recorrido en el que se presenta el paso del tiempo, simbolizado por el reloj (la hélice infinita que, en su locura infinita, no para de rotar, marcando el deambular sincronizado de nuestra vida.), equiparado al transcurso de nuestras vidas.

El caligrama que constituye el reloj de cada una de nuestras vidas, se instala en la cabecera y a la izquierda, como un membrete de nuestra vida, como si esta fuera una empresa, nuestra empresa y a la izquierda, la siniestra, que marca su inicio, su transcurso y recorrido y su fin.

El texto que encabeza el caligrama, en mayúsculas, como un grito, una llamada, tiene su continuación poemática en el poema, en letra inteligible y clara...

Gírese (como indica el círculo que encierra la esfera del reloj) desde donde indica GIRA siguiendo el sentido de la agujas del reloj, el círculo de la esfera y luego, en la esfera acabe y empiece, girando en el mismo sentido, desde la E contenida en la O y acábese en la susodicha vocal y salte a la aguja horaria y termine en el minutero (en minúsculas) para continuar en el verso que continúa el poema y así completará mi poema (y caligrama), que no es otro que este:

GIRA LOCA MARIONETA DEL DESTINO.
TU RULETA LOCA ESCRIBES
TERCO AIRE del tiempo
el vaso de la vida,
tu ataúd de cuerpo.
Tantas veces lo llena,
lo bebe bebe tu energía
y ahogas tu suerte
como escribes tus penas.
Lo que vives de día,
en él se desvanece,
marcado de giros
que se pierden
mientras tu memoria las mece
de apilados olvidos
en el pozo del pasado
del que nadie sale vivo
ni vuelve resucitado.

MANUEL MILLÁN CASCALLÓ

martes, 3 de septiembre de 2019

TIEMPO PARADOJA DE ANTÍTESIS

El Tiempo es una paradoja de la absoluta. El Tiempo que se equipara a la vida y donde el hecho es convertido en vivencia única que se equipara a su interpretación y que desde su inicio, que quizás siquiera existió, equiparó a todos y cada uno de los tiempos  de todos y cada uno de los seres vivos que vivieron, viven y vivirán y en todas y cada uno de los objetos, paisajes, elementos orográficos y astros que existieron, existen y existirán, al vacío que integra el cosmos y todos y cada uno de los anticosmos posibles o ciertos. Invisible su reloj de arena gira cada vez que siente vacío el cubilete superior y lleno el inferior para volver sobre sí mismo y volver a empezar innumerables veces, quizás infinitas en este mundo en el que el microcosmos, el mesocosmos y el macrocosmos se equiparan en su funcionamiento, se necesitan esencialmente en su existencia y se interfieren en su esencia y su funcionamiento. Esta paradoja que alimenta su antítesis entre la sin medida de la eternidad y acronía del espacio infinito y del sinespacio con la minuciosa armonía y medida del tiempo de la Vida y lo Finito, allí donde se fusionan Heráclito y Parménides en la ausencia de movimientos y cambios con la exclusividad de que todo se mueve y su estabilidad es el resultado de la constante mutabilidad imperceptible a nuestra interpretación.

Lo posible y lo imposible acaban siendo un engaño de nuestra percepción sensorial y su transcripción racional del hecho y más de la acumulación seriada y concatenada de sucesivos hechos interpretables por nuestros sentidos y por cada uno de nosotros sin que podamos evitar el peso de la experiencia en la interpretación de un hecho perceptiblemente similar, sea idéntico o simplemente similar hasta casi la identidad.

El pictocaligrama, mi pictocaligrama, incide en esta percepción paradójica y antitética del tiempo y en la adaptación sensorial del hecho y el espacio percibido (como la desproporción de los objetos o la percepción recta de la curvo, como las líneas de arado vistas a través del vidrio del reloj de arena, dejando una línea difuminada entre la percepción sensorial objetiva y la objetiva de la Realidad Física)...

El poema que lo integra, mi poema incide en esta visión y reflexión sobre el Tiempo y la acronía del Sin Tiempo Kronos-Akronos). Pero no es el único viaje que propone el poema. Asimilada la Vida al tiempo personal e intransferible de cada uno de los vivientes, se instala en como percibir la Vida y la vivencia para que sean una sensación constructiva y plena para hacer de cada uno el dueño de su tiempo y de su vivencia y de la vivencia éxtasis de existencia:

El Tiempo y su algoritmo legendario,
suma restando pues resta sumando
la paradoja de su noria andando,
molino que de harina hará sudario

y es para cada uno su calvario
y de todos el espacio, remando
al finiquito con todos porfiando
por cada uno y por todos. Rosario,

cadena que se engarza al infinito,
acero de sus vidas maniatado.
Reptar, volar, correr solo un espacio

y cada vida con su propio grito
y su silencio de olvido sembrado.
Vivir deprisa, mas sentir despacio.

Mas cuanto vives, lo vivido es Vida...
Vayan dolor y tedio como aprecio
pues el gozo se hace corto y es de necio
perderlo por la sangre de una herida.

¡Vívelo, que la Vida ya se olvida
del placer al que se niega su precio
y del dolor que exagera de recio
cuando poca es en verdad su medida.

Futuro del presente atropellado,
tan súbito que al ser se hace pesado
sin degustarlo apenas en su zumo.

Por eso el Carpe diem antes que humo
pregona que vivir es necesario
antes de que consumes tu sudario.

Y vives si caminas y si sientes,
intensamente hasta el tedio mismo.
Tanto mejor si no odias pues su abismo
no tiene cura sino mil serpientes

que te devoran junto a tus simientes...
La envidia, la ambición, son cataclismo
y la venganza es otro paroxismo
que deja el odio siempre entre tus dientes.

Destierra la ira y toda la violencia
y deja que el amor, la inteligencia,
la memoria de todo lo vivido

llenen tu vida, tu pasión, tu nido
y vive degustando cuanto vives.
Pues viviendo, Vida es lo que recibes.

MANUEL MILLÁN CASCALLÓ