domingo, 24 de noviembre de 2019

RELOJ VIGILANTE Y ASESINO

El tiempo es el carril donde, en su encrucijada con el espacio, se inscribe cuanto existe física o mentalmente. El Tiempo se concretiza en la vida de cada uno de los humanos, como de los demás seres vivos, inscrito en la relatividad cronoespacial con que cada uno de los seres vivos los percibimos avanzando desde nuestra gestación, nuestro nacimiento, la vida en cada uno de los momentos vividos y, por lo mismo, hasta su límite físico, la muerte, y la muerte definitiva o mental en el olvido de quienes nos conocieron o nos valoraron por nuestras obras y las relaciones con los demás seres vivos, objetos, situaciones, lugares que compartimos. Por lo mismo, es nuestro creador origen como nuestro asesino cuando completamos nuestra vida. Bajo esta concepción, Tiempo concreto o personal = Vida (vivida), se inscribe la concepción y símbolo que se significa en imagen como un despertador (aquel que nos despierta en los acontecimientos que significan nuestra vida) y este se describe a sí mismo con el poema. Mi diseño reloj y mi poema concretizan mi caligrama y este se dice, en lo concreto de mi percepción, como un reloj al acecho de cuanto ocurre para señalar la hora definitiva en que despertamos a nuestra conclusión o muerte (por eso es nuestro creador y nuestro asesino). La vida, mi vida es percibida como un continuo girar y girar de acontecimientos que no dejan de repetirse, la rutina de cada día, como la rutina de las estaciones que se repiten y transcurren en el devenir reiterativo de cada vida, la de las edades que pasamos con todos los puntos comunes a cualquier vida de un ser vivo, como la reiteración de acontecimientos y fiestas, la rutina del trabajo, de nuestros hábitos que, a pesar de ser únicos, no dejan de seguir unas pautas que los equiparan y otros que lo diferencian por la coetaneidad espacio tiempo y la experiencia acumulada. Esa reiteración de vueltas y vueltas que el tiempo da es la que equipara el tiempo y nuestra vida a un molino que va haciendo harina de nuestras vivencias y, a la par, abriendo la divergencia-convergencia de nuestras vidas (divergente, creciente en vivencias, experiencias vitales, conocimientos adquiridos, relaciones sociales en nuestra infancia, más amplia en nuestra juventud y primera madurez hasta llegar al punto de inflexión en que se convierte en convergente y decreciente en nuestra madurez posterior a nuestra plenitud, la vejez y, definitivamente la muerte. También por lo mismo, la vejez se asemeja a una adolescencia caminando a la niñez y a la dependencia absoluta de los demás, como cuando éramos bebés).

Como los asnos en la noria o los caballitos de un carrusel, tiramos de nuestra vida sintiéndola, tras la plenitud, como una carga cada vez más pesada que nos asfixia cada vez más en una vida cada vez más condicionada por el pasado acumulado y un presente cada vez más menguante en sus opciones...

La vida se puebla de costumbres y hábitos y se hace rutinaria, predecible y gris... Es nuestro creciente olvido, nuestra pérdida de protagonismo ante nuestro entorno cercano por la falta de novedad y de alicientes, cuando la vida ya es mera supervivencia en el camino y nuestra existencia, dejarse llevar por el presente hasta la meta consabida, la muerte, a la que nos resistimos a llegar hasta que nos sentimos apáticos, un náufrago de nuestra propia vida arrastrada por una corriente que nos supera... Es la vejez en que, nuestra paulatina consumición, nos lleva a aceptar nuestro destino... Más que nunca nos reconocemos prescindibles y dejamos que el reloj, nuestro reloj, el que lleva el tránsito de nuestra vida, nos maree hasta ese timbrazo terminal que nos despierte del sueño de nuestra existencia y nuestra vida.

La Vida, como concretización de nuestro tiempo individual, el reloj que somos cada uno. No nos da respiro, De hecho, no nos lo dio nunca, pero solo con ese cansancio que asoma patente en nuestra madurez que se encamina a la vejez (y no digamos en la vejez y su creciente decrepitud), somos conscientes de eso como de que hemos ido arrastrando nuestra vida durante el transcurso de la misma y la empezamos a percibir como un peso que nos agota y nos asfixia. Del juego al placer, del placer a la experiencia y la efectividad armónica y de esta a la rutina que paulatinamente nos mostrará el cansancio y el hastío de vivir sin más aliciente que las urgencias de la propia supervivencia... Ni siquiera percibimos la vida como vivencia; Estamos, transitamos pero no conducimos nuestra vida. De maquinistas de la locomotora vital hemos ido evolucionando a pasajeros y a sentirnos paulatinamente en meras maletas que acompañan a la vida (Somos y estamos, pero no vivimos... No disfrutamos nuestra vida, transitamos y soportamos si no la sufrimos)...

Esa es la sensación de la madurez transitando a la vejez, ese cansancio, ese hastío que identifica mi ahora, mi presente, es lo que refleja el caligrama, mi caligrama, cuyo poema, mi poema, reza:

A vueltas va girando el tiempo su molino
y yo tirando de él, tenaz, pero aburrido...
Vueltas y más vueltas me tienen ya en olvido.
Parejos son los recovecos del camino.

Siquiera un alivio, o un buen trago de vino.
Arrastrar y arrastrarme, sentirme molido,
seguir y seguir hasta perder el sentido
y no saber más que la muerte es mi destino.

Venir, sobrevivir sin siquiera alicientes,
arado por el molino reloj que, terco,
harina va haciendo de ilusiones, goces,

planes, proyectos, satisfacciones pendientes
a los que la vida mató o puso cerco
y escéptico o insensible soporto sus coces.

MANUEL MILLÁN CASCALLÓ

jueves, 14 de noviembre de 2019

CORDÓN UMBILICAL

El caligrama muestra un cargador de móvil. Conformado por mi diseño y mi poema aludiendo a la importancia excesiva, la dependencia absoluta que ha representado este avance tecnológico, cargado, sin duda de virtudes, pero también de una dependencia absoluta que anula la reflexión, la capacidad intelectiva y la voluntad de los usuarios hasta la estupidización absoluta...

El cable de conexión se ha convertido en una soga que asfixia la voluntad del usuario y le arrastra a la banalización de la Realidad en aras de una conexión prioritaria con la sociedad tal que le arrastra al consumo, a la anulación del libre albedrío, a no discriminar la información recibida, a la sobreinformación, a la pérdida de criterio de enjuiciamiento, pero sobre todo a la escaparatización de su vida en un mundo en el que, para existir, lo importante es la continua presencia renunciando a la esencia e idiosincrasia de uno mismo. Una originalidad estúpida e irracional, un desmedido afán de protagonismo, una mímesis de aquello que triunfa o esta de moda, lo desborda y malea todo haciendo de un útil, un verdugo y, esencialmente, un medio ideal para la estupización de masas.

Como si se tratara de un imán en su minarete, el móvil, alimentado por las redes sociales, internet, facebook, WhasApp y compañía ha convertido al móvil y cuanto muestra en un Alá al que se le rinde culto sin sospechar la nonada, la aniquilación de la personalidad que produce en los usuarios...

Diseñó de imagen y poema confluyen en esta definición.

Así reza el poema que lo integra, mi poema:
Por esta soga nos unimos al Sistema
y cargamos las cadenas del ahora,
y con esta soga nos marcan la hora,
nuestros gustos como nuestro lema
plasmado en la luz de una pantalla
hipnótica que en nuestra vista estalla

de mágicos propósitos banales
y nos habla en boca de conocidos,
parientes, amigos, desconocidos...
siempre con mensajes subliminales...
Teléfono micrordenador, 
es ya nuestro invisible torturador.

Adictivo: WhatsApp, redes sociales,
facebook, twitter, internet, GPS...
una comunicación ya sin cese...
Esponjas de información, ventanales
de cuanto, sin filtro, se nos aboca.
Lo que nos dice, va de boca en boca

sin juicio moral, sin pudor ninguno,
sin discriminar verdad o mentira,
realidad o ficción que delira...
Es un tótem de todo lo oportuno
que se nos muestra sibilinamente
para atar al Sistema nuestra mente.

Amazon, wallapop... cuenta bancaria, 
bitcoins,paypal... y dinero de viento,
publicidad continua, webs sin cuento,
wikipedia, venta hipotecaria,
navegadores del infierno y cielo,
fuego, cemento, asfalto y hielo.

Tú también estás en venta de datos
y ni siquiera te enteras de quién
los mira y los usa para su bien,
ni cuáles serán sus oscuros tratos,
pero es seguro que el poder los sabe
y que de todos saben cuanto cabe...

MANUEL MILLÁN CASCALLÓ

De paso, el poema delata el uso que hacen organizaciones criminales, estafadores y, sobre todo, los poderes fácticos (politicos, económicos, comerciales..) con nuestros, con la ignorancia de que los poseen, cuántos y quiénes, ni mucho menos qué hacen con ellos y, por supuesto, sin nuestra aquiescencia. 

miércoles, 13 de noviembre de 2019

BALLARINA


Retomamos la encrucijada entre el tiempo y el giro de una bailarina clásica equivalente al tópico de la donna angellicata. Mi poema en catalán engarza con imagen de la bailarina en su giro infinito para hacerse etérea. Este caligrama de mi factura está compuesto pot mi poema en las sombras del cuerpo y algunas del vuelo del tutú y reza así:

Voltes i voltes de vertigen dona
la dona blanca que esquia el gel
de marbre. I és que és un angel del cel
que escriu la dança en lletra rodona.

Cal·ligrafia dels estels tan bona
que escriu metàfores de cotó fidel
als núvols del firmament mentre sona
la música aguda d'un violoncel...

Terpsícore que Aphrodita si orbita
del seu donzell eterna margarida...
Gira i gira, papallona exquisida,

rellotge de les mans, sense hora dita,
tiralínees de les cames... Vlten
al pas de l'harmonia dels que ho escolten.

MANUEL MILLÁN CASCALLÓ

domingo, 3 de noviembre de 2019

CÁNCER I

Un monstruo anda suelto, quizás lo creamos hace tiempo pero la tecnología lo ha acelerado como la destrucción del Medio Ambiente y el clima. Es un monstruo voraz, un asesino metódico e implacable que te va deshaciendo sin piedad hasta hacerte un ser desconocido, cansado y abocado a la muerte... No le importa desaparecer contigo... Hay otros cuerpo, muchos, todos y va carcomiendo los vivos... Es un parásito temible y un luchador invencible y siniestro que se ha adueñado del Mundo.

MANUEL MILLÁN CASCALLÓ