martes, 6 de octubre de 2020

LA PAZ Y BELLEZA QUE NOS ALIMENTA

 Dedicado a mi amiga Cesca (Francesca Calaf), poetisa y pintora amiga inseparable de paseos y caminata por paisajes naturales (playas, bosques, jardines), calles, exposiciones, terrazas, eventos, catas de vinos,  declamaciones de poemas charlas sobre Arte y libros (novelas y poemarios) y del poemario Kairós, coautora, de poemas e ilustraciones, que, a pesar de su edición, vio anuladas (al menos por el momento) todas sus presentaciones y exposiciones por culpa de la pandemia del COVID-19, con todo mi cariño y buenos deseos...: Este pictocaligrama cargado de símbolos e incógnitas que quizás solo ella debe de conocer (pues no deja de ser un deleite privado que obra en una libreta dedicada a todos aquellos artistas, principalmente pintores, que han sembrado su vida dejando una huella imborrable, de lo cual yo le estoy inmensamente agradecido):


En la imagen de mi pictocaligrama se pueden observar, en un amplio paisaje despejado, dos grandes árboles y, en primer plano, un jilguero volando... Algunas rocas, árboles desperdigados, rocas (muchas recubiertas de césped), una liebre sentada, diversas matas y, a lo lejos, antes de que la llanura concluya en un abismo, bosques en lontananza.

Todo el poema, mi poema, se integra en el árbol en primer término... Observado este, el tronco es una cabeza (y cuello) de un ciervo, un venado macho, que acumula en sus astas, en sus candiles. convertidas en ramas, todas las hojas (y, ningún fruto)... En segundo término, otro árbol cuyo tronco contiene la imagen de una mujer desnuda, la mujer... El árbol posee escasas hojas, pero frutos identificables como ciruelas o melocotones... en todo caso, dulces, carnosos y deliciosos...

La liebre, detenida, parece observar el gran árbol centenario de tronco de cabeza de venado... 

Árboles y matojos desperdigados y césped  pueblan la llanura de aspecto estepario hasta los bosques... como una esperanza asequible que espera a los paseantes como a los animales, domésticos o salvajes que por la llanura circulen...

El jilguero, en primer plano, vuela en libertad, como un ángel, buscando espectadores, como el ciervo, y alimento conque alimentar a su nidada.

Jilguero y Venado macho en la berrea, parecen buscar la hembra en que fructifique su semilla, pero su semilla es simbólica, emotiva, sensible... La perpetuación de su obra estética, escrita en poemas, ilustrada en caligramas, ilustraciones, dibujos, pinturas... La imaginación vuela aérea como su poesía buscando la evocación de una espectadora, de una artista que la comparta. 

También berrea el ciervo buscando idéntica espectadora artista, pero este, enraizado en la tierra es ya materia con soporte físicamente perceptible en lo táctil como en lo visual (la imagen, la ilustración)...

La receptora existe, enraizada a la tierra y generosa en sus frutos (la mujer que es árbol con frutas), pero los árboles son otros y su dulzura y armonía serenas se alejan del dramatismo esencial del venado) y son más asequible al picoteo caprichoso del jilguero...

La liebre también es ella, inatrapable, sagaz y libre... que observa el patetismo en la distancia...

En lontananza, la Naturaleza que les atrae, los bosque, pero el abismo que limita su libertad...

La imagen se ve complementada por el poema que nos acerca a las vivencias y emociones compartidas, esas que nos aúnan en un nexo común inquebrantable que sobrevive al tiempo que transcurre y al espacio que localiza y refleja la amistad en todo aquello que nos une:


A la meva estimada Cesca


Umbrío bosque nos acoge en paz...

Contemplar la belleza natural 

no tiene precio: placer celestial

que no precisa llevar antifaz...


La hipnosis se refleja en tu faz...

Con tu cámara, atrapar esa sal,

querrías... navegas con tu acal

el río de la hipnosis más voraz.


Cuerpos, rostros, espectros, encuentras

esculpidos en los troncos dormidos

de los árboles viejos, centenarios...


Por sus huecos y recovecos entras

y reconoces todos sus latidos,

y sientes y evocas sus escenarios.


Nuestras perras, como nosotros, gozan

de esta Naturaleza al fin salvaje...

Las sensaciones son nuestro equipaje,

donde nuestras emociones retozan


como en nuestros ojos se esbozan

las vivencias que crea el paisaje...

y nos sumimos en el oleaje

de la hermosura mientras se alborozan


nuestros espíritus, vivos al fin.

Y este maná que degusto contigo

es, por siempre, el regalo que nos ata.


Tú has sido y eres también mi confín.

Por eso tu compañía bendigo,

pues tu creación, la mía desata.


MANUEL MILLÁN CASCALLÓ

 


 

No hay comentarios: