jueves, 2 de agosto de 2018

TESTIGO DE CARGO

La labor del poeta, amén de expresar estéticamente sus emociones y sentimientos pero también, apelando a los primeros, testificar, dar testimonio de las muchas barbaridades, de las barbaridades sin fin que los seres humanos, amparados en la ambición, la intolerancia, el racismo, el sexismo, la homofobia, la zoofobia, la xenofobia, la religión, la patria, la ceguera medioambiental... y el egoísmo y egocentrismo cometemos, y son constantes e intolerables... Cada poema, cada caligrama es una espina clavada en mi piel de dolor por las barbaridades e injusticias sin fin cometidas y lo que es peor, porque este es si9n duda la característica que nos tipifica como una enfermedad que acabará con la tierra y, por supuesto, con nosotros mismos. Cada uno de estos crímenes tiene nombres y apellidos y ubicaciones concretas o globales. Baste aquí con denunciar y formular mi propósito de ser acicate contra las injusticias del mundo como un propósito que supera cualquier otro...

El símbolo de esta actitud es el bolígrafo que atestigua las emociones, sentimientos y reflexiones que se proponen la denuncia que, hecha tinta, en el poema se convierten en el verso espada que escribe en el papel tal propósito.

Así reza mi verso:
Vos silente, 
aguja irás de cuanto digo...
Oye
y escribe cuanto digo.
Por tanto dolor proscrito,
el puñal de mi tinta agito.
Gritaré. Por algo soy testigo
y no pienso callar...
Lápida será el papel.
Los versos han de proclamar
tu nombre, tu crimen,ç
infame y fiel.

MANUEL MILLÁN CASCALLÓ

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