jueves, 12 de noviembre de 2020

ELEFANTA Y SU RETOÑO

 Insistimos en los pictocaligramas dedicados a la fauna. Aquí, una elefanta pasea con su bebé en la sabana africana:


La imagen es clara y meridiana. La manada está, pero no aparece en la imagen, pero sí en el poema, mi poema que glosa la fidelidad y el amor de esta especie hacia sus crías como a todo el clan, que queda demostrada con la existencia natural de cementerios de elefantes, al que vuelven para recordar a sus antepasados perdidos y el poema glosa este cariño y cuidado, explicando también que la manada es de hembras y crías y adolescentes cuando los machos, más virulentos, solo se unen a ella durante el período de celo y el coito, tras luchar entre ellos para ser el semental...:

Con su hijo se pasea la elefanta

y lo lleva en pos, sabana adelante

con toda la manada de garante

protector, que a todo enemigo espanta.


Si la intimidas, la manada canta,

barrita con esa trompa oscilante,

en alto y curva, un trombón triunfante

que se oye en la sabana impresionante.


Todas las hembras protegen la cría,

la amamantan si la madre, cansada,

no puede alimentarla en tal momento.


No hay machos en el clan, no hay empatía.

Se fueron en el coito y, para nada,

intervienen en la crianza sin cuento.


Míralos, madre y retoño, felices.

¡Cómo mamá la pasea orgullosa!

Y esta, asida por el rabo, gozosa,

la sigue protegida de deslices.


MANUEL MILLÁN CASCALLÓ.

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