domingo, 16 de septiembre de 2018

EL HOMBRE ES EL LOBO PARA EL HOMBRE

El título y la imagen de este pictocaligrama se fusionan para dejar claro que son una misma cosa y lo dice todo. El hombre es el predador supremo de sí mismo y de sus congéneres, El Sistema te devora, te aliena y te nonadiza, reduciéndote poco a poco en espectador de tu vida y acaba atropellándote, pero, de idéntica manera, el ser humano se hace a sí mismo para diluirse en una paulatina y creciente sensación de impotencia ante su propia vida, la Realidad te asalta y acabas haciéndolo tú mismo, anteponiendo tus límites, tus rutinas, tus manías en un mundo feroz, inhumano e inmisericorde. Te ciberniza, te diluye y acabas adocenado, un superviviente de los instantes que te asaltan... La corrupción, la violencia, el egoísmo, la ambición, la ira... el hastío lo contaminan todo... La vida es una telaraña que te atrapa y eres tú el primero en construir tu jaula de cristal, que te protege de mundo hambriento pasiones ajenas que no puedes dominar. Tú jaula acaba atrapándote también, devorado por la vorágine de una vida que acaba indudablemente atropellándote... Quizá tu única salvación está en seguir, pasar desapercibido a ese molino que es el Sistema, la globalización, como es el ahora, cargada de imágenes que solo pretenden tu mímesis y, en cuanto lo logren pasarás a ser parte del carrusel que a todos nos atrapa siendo tú una nonada más de la multitud que supone el Sistema, una forma sin contenido ni inercia propia... Uno de tantos, uno de ninguno, devorado por el Mundo.

El caligrama se diluye en la imagen y pasa directamente a la copa que nos atrapa, hecha poema... Nosotros, el cordero atrapada, el lobo voraz, seremos forma pero ya sin poesía sin lírica alguna, o frustración e impotencia o voracidad iracunda y ciega, dispuesta a devorar los débiles corderos atrapados:

(Asi reza el poema que se sella en la copa-jaula):

Urdido de fantasmas y de sombras,
la invisible celada se ha hecho muro,
trasciende de lo arcano y de lo oscuro
y de todo lo malvado que nombras

y sabe del cuidado con que escombras
lo sucio y evidente que no es puro,
que infecta cuanto sabe de inmaduro
y pone a lo corrupto las alfombras.

Mas esa telaraña todo atrapa,
en todo está y en todas partes anda.
Construye su prisión y nada escapa

a su zarpa y hambre y se desmanda,
carnívoro que todo lo devora.
Es una telaraña y pronto aflora.

MANUEL MILLÁN CASCALLÓ

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