domingo, 31 de diciembre de 2017

DE RIGUROSO CAMUFLAJE

El arte suele se consideró a sí mismo como mímesis de la Naturaleza desde su formulación clásica y aristotélica. El hombre puede adquirir esta faceta de dar mayor importancia a una fachada bella y sugerente para ocultar un depredador y la Naturaleza es rica en ejemplos de matadores de belleza extraordinaria. Allí estarían los félidos y preciosas serpìentes coloreadas de librea espectacular.

En el espectro humano, el político es un depredador aranero lanzador de dardos venenosos contra sus enemigos que envuelve sus vacíos mensajes de palabras sonoras y capaz de embaucar a cientos y miles de incautos con promesas y palabras vacuas.

Si he escogido un pez como el baliste, pejepuerco o pez ballestero no es solo por reunir belleza, apariencia inocente y una librea colorida sino también porque nada como pez en el agua en las cálidas aguas, si el pez, del Mediterráneo, del Atlántico o del Índico-Pacífico; y si el político, en las del poder, la ambición, el ego, la mentira y de la corrupción.

Si la imagen de mi caligrama nos lo muestra en su aspecto hermoso, el poema que lo integra, mi poema, nos describe sus habilidades y sus aspecto y con ello, los símiles y metáforas que lo igualan al político...:
Tu enigma está guardado hasta en tu rostro:
Disfraz de fantasía coloreada.
Payaso, cerdo, loro, pez... tu cara;
tu cuerpo de armadura, poderoso

ballestero lanzando espinas... Pasas
de lúcido a emboscado tenebroso,
al acecho de presas despistadas,
dispuesto a darte el gusto, el puro gozo...

Partir corazas a bocados tuyos,
buscando la sabrosura carnosa
que se esconde en la caja de Pandora

es el placer para el que tus conjuros
se sueltan de resortes reprimidos
y hacen crujir de muerte a tus vecinos.

Curioso, diferente, bello, vivo,
de colores llamativos te ondulas
serpenteando por las aguas puras
del azul más brillante y cristalino.

Juegas con los corales llamativos
al escondite y es en él que escudas
tu estrategia predadora y formulas
la mímesis que engaña al enemigo

y aún así, tus dardos te protegen
en las cálidas aguas donde habitas
mirando, camaleón, por donde vienen

las presas y predadores que incitan
la urgencia que precisan y el motivo,
si puede ser, sin público testigo

MANUEL MILLÁN CASCALLÓ

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