sábado, 16 de enero de 2016

SOLEDAD, ESPERA

Vacía está la silla en espera de algún inquilino atado al continuo aprendizaje de la vida que haya de mostrar su progreso con la plasmación del conocimiento adquirido. Aprendí a vivir contigo y contigo hice de la experiencia y la vivencia vida en sí mismo... Nadie llenará tu hueco porque nadie ha de ocupar tu lugar pero sí espero ocupar mi vida de mí mismo para que siga siendo mía...

La soledad que habita en los cuerpos que esperan un alma directora para que les dote de la energía de sentirse a sí mismos como entes es el símbolo de esta silla escolar sin habitante que me plasma en uno de mis planos, retrato y reflejo de una urgencia que todos tenemos aunque no seamos conscientes de su percepción. 

En la silla y en el atisbo de las sombras de sus patas se inscribe el poema de este mi pictocaligrama... Comienza por el soporte para apoyar el papel o bloc donde escribir las experiencias que la vida nos exige y sigue el armazón de hierro para llegar al respaldo. Deslízate por el armazón de este para llegar al asiento y esquía por el armazón de su extremidades hasta confundirte con las sombras y hallarás el poema en su símbolo y su enigma. Este poema, este mi poema:

Espero estatua un futuro paciente,
lento, lento caracol que se empecina,
un eléctrico verdugo que, en zigzag
atienda un tiempo estrangulado de rutina,
en seguir tenaz su empeño
y el tiempo lento
fotocopia infinitamente
su condena. Un murmullo asalta el aire
con su vida
que se respira
tenaz
con su hambre feróz.
Pero este anda 
parsimoniosamente
su camino.
No quiere estar alí.
Ha sellado su iniciativa
y la condena de vivirla

MANUEL MILLÁN CASCALLÓ

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