miércoles, 25 de julio de 2012

COMO UNA SOMBRA ACUSADORA

Como una sombra acusadora, mi imagen se proyecta buscándose a sí mismo, en el asfalto, en las paredes de las casas. El asfalto grita la creciente melancolía, la conciencia que conoce la dimensión de lo inmenso y lo que la devuelve al microcosmos donde existo. Quisiera penetrar en mí mismo pero todo es un hermético designio que me ignora y como luz, ya soy un ancla de cuanto siento, cuanto añoro o cuanto maldigo. En la orilla de mi río petrificado de angustia, aún palpito... Si el mundo, como a todos, me ha atrapado, aún sé que existo, mi razón es como un dedo acusador que indaga en las paredes. Si cerráis las ventanas es porque no queréis ver el mundo como es, sólo el televisor que os encierra en vuestras casas. No porque os neguéis a ver deja de ser cierto que el mundo es un monstruo con cerebro humano cargado de codicia y de sospecha.

No es de ahora, como el poema que compone el caligrama y como el propio caligrama. En el mundo sólo existe un monstruo con apariencia de ángel y es el ser humano.

MANUEL MILLÁN CASCALLÓ

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