jueves, 30 de junio de 2022

CARRER MAJOR DE CUBELLES

 Ilustración mía sin poema que lo convierta en caligrama. Pertenece a la serie Recons de Cubelles. La misma servirá de logo de un local de bar y restauración que lógicamente se ubica en el Carrer Major y, como tal ya se le han cedido su derechos legales para la exhibición del logo que me solicitaron.

Como es natural, también aparecerá en la entrada del local. Sólo queda desear éxito a quienes han tenido la iniciativa comercial de abrirlo.


MANUEL MILLÁN CASCALLÓ


domingo, 19 de junio de 2022

CALOR SOFOCANTE

 Poema que se inicia con un claro caligrama local al inicio, en el propio título: Calor sofocante, en donde, las propias letras, en negrita y mayúscula, para recalcar la alarma que suponen un círculo con valor dual. El sol sofocante presidiendo un cielo sin nubes, nítido y hábil para que un Sol tirano ejerza sobre la Tierra todo su poder ígneo  y el propio planeta Tierra ardiendo de calor por un Sol que ha liberado sobre el Planeta todo el poder de sus rayos ultravioleta cuando la protección de la capa atmosférica es cada vez más débil y vamos camino de que sea ninguna, completando el imparable crecimiento del Calentamiento Global que, sin duda, hemos provocado y acelerado.

El poema, lleno de crítica, ironía y sarcasmo parte de una descripción realista pero patética, cargada de imágenes, metáforas, sinestesias, cuyo efecto paradójico con su desarrollo y colofón compone una reflexión durísima y crítica sobre el papel de la Humanidad en relación con la Vida en el Planeta, la vida del propio Planeta y la propia Humanidad y el papel metafísico de las Religiones y el sentido hiperbolizado de nuestra existencia, cargado de hipercrítica, ironía y sarcasmo.


Basta seguir el poema, mi poema, en su recorrido lírico, patético, reflexivo e irónico para comprender su contenido y la reflexión y debate que propone


jueves, 16 de junio de 2022

VACA

Aunque nos pueda parecer prosaico y poco poética, la vaca, como todos los animales domésticos tienen tanta poesía como la Naturaleza y los animales salvajes y, claro está, tanto la vegetación salvaje como la que tiene la vegetación relacionada con la alimentación y la economía humana. Si la Naturaleza tiene la belleza salvaje más puro que nos mueve a la contemplación de la misma en su inmensa belleza. Paisajes, elementos geológicos y orográficos (montes, cordilleras, volcanes, ríos, manantiales, lagos... desiertos, acantilados, playas, el mar, los océanos.... tantos y paisajes por sí mismo increíblemente hermosos)... vegetación natural (páramos, sabanas, bosques, praderas, maquias, garrigas, manglares)... y lo mismo si pasásemos a las plantas concretas que los integran... ¿Y qué decir de la belleza hipnótica de la fauna salvaje, tanto en sus conjuntos de hábitat como en todas y cada una de las especies que habitan y habitaron este planeta, azul de vida... La relación con el hombre, nefasta en muchos sentidos, por su negligencia y su innegable capacidad destructiva, ignorante del valor de la Naturaleza y de que este no era un bien inagotable que utilizar si no el nexo que nos une a todos a la vida, no podemos negar la belleza de mucho de lo que hemos creado en nuestra relación con la Naturaleza y siguiendo los presupuestos originales de la vida: para la supervivencia de nuestra propia especie, nuestro clan, nuestra familia, con nuestra descendencia y nosotros especie. No en vano, los clásicos y ya después sus imitadores prerrenacentistas, renacentistas, neoclasicistas...) sumaron al locus amoenus (el lugar idílico y bucólico, el paisaje natural de belleza hipnótico que propicia el idilio), el beatus ille (ese lugar campestre apto para la consunción del ser humano con la Naturaleza, que a la contemplación de la belleza y su pureza y paz unió las tareas primarias de subsistencia: agricultura, pastoreo, ganadería y las artesanías y artes que amplían y alimentan el espíritu alejándolo del mundanal ruido, la ambición y la explotación propia del mundo urbano, con su culto al comercio, su represión y su carga de obligaciones, monotonía y esclavitud...) y por ello, los animales domésticos, los jardines y los cultivos adquieren una dimensión lírica y poética propia de todo lo que, sin ser natural, se aleja lo menos posible de ello.

Además, gracias a ello, cultivos, animales domésticos... hemos llegado hasta aquí alterando su vida natural y su nexo con lo salvaje y no sólo en la vida, alimentación, sino también en su morfología, para nuestro uso y provecho... Tenemos una obligación moral de mantenerlos con vida y a nuestro aunque, en más de uno, su uso es, hoy en día, un lujo o un capricho. Merecen todo nuestro respeto, nuestro amor y nuestro reconocimiento.

Por ello, esta Vaca, que será lechera, se incluye en mi serie de Animales domésticos, compone un pictocaligrama que incluye mi diseño y un poema, mi poema, que se inscribe es las sombras naturales del animal para describirlo más en sus actitudes que físicamente.

Para comprender su proceso de ejecución, en este caso partiremos del diseño. En concreto, este es mi diseño original: 


Un diseño figurativo y realista porque el juego de símbolos abstractos ya se producen en el poema y, de lo que se trata es de hacer comprensible que el poema se refiere a una vaca doméstica, una vaca lechera que ha de ser identificada como tal con lo que se describe en el poema.

Acabado el diseño del soporte genérico, la imagen que yo dibujo, pasamos al poema que me sugiere la visión del mismo y mi poema es este:
El amplio verde en un tapiz de vida...
La paz campestre también la alimenta.
¡Triscar, triscar!... césped, heno con menta,
fresas salvajes cuando hay de partida.

La iglesia al cuello llevo con paciencia...
¡Talán, talán!... Por doquier me acompaña...
Paso calmado... El pasto es una ciencia.
Digestión lenta no requiere maña.

Madre perpetua sin ver los becerros
y leche y leche que no sé quién mama.
Y aunque conozco la paz de los cerros,

las que compartimos establo y cama,
todas desconocemos dónde pastan
nuestros hijos y en qué juegos se gastan.

MANUEL MILLÁN CASCALLÓ

Comienza situando al animal en su hábitat natural, la pradera montana con su paz que le da una vida lo más próxima a la natural. El término ¡Triscar, triscar! adquiere un doble sentido: triscar de escalar, subir las laderas de las montañas, como el otro uso, de comer hierba, pastar y acto seguido, lo que come (césped, heno con menta, cuando la hay,  y fresas salvajes si las encuentra porque es temporada)...

No cabe duda de que la iglesia que lleva al cuello es el badajo que la identifica y su sonido expresado en paralelo al paso y al constante comer mientras pace y dos elementos psicológicos importantes... la paciencia en ese alimentarse pastando y la lenta digestión propia del rumiante que, por otra parte no requiere ingenio alguno como sí lo requiere la caza de los predadores que se alimentan preferentemente de herbívoros.

Los dos tercetos últimos nos identifican la vaca lechera y su ligazón natural con la cría de unos becerros
que sólo ve al nacer y los primeros días, pero sí le mantienen la leche para que siga produciendo y como ello es común a todas la vacas lecheras.

Lo siguiente es encajar el poema al soporte original para conseguir el pictocaligrama definitivo, que acabará siendo este: 

Manteniendo el realismo figurativo, inscribo mi poema en la imagen que previamente diseñé, aplicándolo a las sombras, empezando, claro está por la cabeza, continuando por el cuerpo, el cuello, la extremidades anteriores y, definitivamente las posteriores.

Las letras son minúsculas cuando el espacio es estrecho y la sombra, somera. A medida que tamaño e intensidad de la sombra, las letras serán mayúsculas y mayores cuando la superficie se extienda.

El calibrado del rotulador o de la plumilla también variará en la misma escala: 01 y 02 lugares estrechos de sombreado menos intenso, 04 tamaño mediano de superficie en sombra y de intensidad de la sombra y 08 para los de mayor superficie de sombreado, mayor intensidad y letras de mayor tamaño.

MANUEL MILLÁN CASCALLÓ 



jueves, 9 de junio de 2022

A CUESTAS CONMIGO MISMO

 Un nuevo caligrama de recorrido de mi puño y letra con idéntico formato, la alternancia de caligramas locales con versos sueltos u con versos en formato clásico que, como siempre se acumulan en el desenlace o colofón final y, como es habitual, donde, además de los diseños figurativos, las mayúsculas y su tamaño creciente o decreciente marcan gritos existenciales igualmente crecientes o decrecientes.



"Arrastrar el carro por la pendiente", abre el poema para indicar que yo, como todos, arrastro mi propia existencia: lo que soy, lo que pienso, lo que he hecho, lo que intenté y no pude, lo que conseguí, mi vida, mis vivencias, sensaciones, recuerdos, placeres, dolores y la pendiente es la caída, el lugar a donde me conduce mi existencia y mi percepción de ella-

La antítesis de la pendiente es cuanto la provoca, las rampas que me acechan o con las que me acecho de la obsesión al delirio, las dudas que se conforman sospechas de conducirme a la agonía o a la Nada que me ningunea en la supervivencia, la de existir siendo una maleta, mero equipaje de la cotidianeidad que se rutiniza o se monotoniza par ser solo tiempo y espacio, ese tiempo que es la espada de Damocles con la mi propia existencia me condena (y eso es precisamente el siguiente caligrama local en el que la espada, por triplicado es el péndulo en sí mismo y el viaje el tiempo que se repite monótono y alternante hasta dejar su vaivén en un tiempo aún no alcanzado pero que será el de mi muerte.

La vida es percibida como un dolor y la necesidad de ella como vivencia plena sin esa obsesión que me asfixia, un grito que urge su liberación,

El colofón final claramente lo confirma.

El péndulo me explica a mí mismo en la percepción de la vida y es el Tiempo en sí mismo porque es todo el tiempo posible en mi existencia, que surge cuando nací, es vida como acumulación de vivencias y dejará de ser tiempo y percepción del espacio, justo cuando acabe mi existencia.

En ese juego, la acumulación de convergencias de lo vivido, lo conocido, lo existido, lo recordado, lo olvidado con el azar y el espacio donde se produce marca el viaje como un columpio, una barca en las olas del Cosmos que no tiene posibilidad real de marcha atrás aunque pase millones de veces por la misma sensación, pues la acumulación de experiencias hace que cada vez sea distinta por mucho que se parezca. Es más, con ella se acumula la impercibilidad de que mi concepción de lo evocado (y por tanto reconocido), es distinta cada vez que ocurre y solo cobrará su sentido y su ubicación en el viaje, justo cuando este termine.

MANUEL MILLÁN CASCALLÓ

miércoles, 8 de junio de 2022

EL TENAZ YUGO DE LA DUDA

 Nuevo caligrama de recorrido con alternancia de caligramas locales con poesía en formato clásico en el que un yugo, el de la vida percibida como tal abre el interrogante que busca su resolución como un grito (la exclamación que abre los gritos en formato clásico) y esta sigue con una serie de paralelismos con la ortografía del leguaje: los puntos suspensivos (la continuidad del estado de duda sin respuesta) y la necesidad de los puntos seguidos que permitan la continuidad sin duda y más aún los puntos finales que cierren definitivamente la duda.

La tozudez del toro y la fuerza de voluntad que simbolizan la tenacidad de la pervivencia de la duda como constante de mi vida, siempre buscando nexos de apoyo y salidas o respuestas a las series de preguntas nunca respondidas o nunca respondidas de una forma definitiva buscan, en esta, el alivio, aunque esta confirme la sospecha de lo fatal.

Este caligrama redunda en los aspectos que plantea el anterior y vuelven a remarcar la constancia de la duda existencial en mi persona,


MANUEL MILLÁN CASCALLÓ


ATRAPADO EN MI LABERINTO

 Es un caligrama de recorrido con alternancia de caligramas locales y poesía en formato clásico que precisamente acaba con uno de estos como colofón. Su temática es la continúa duda de la existencia que convierte la vida, mi vida, en un complicado laberinto de difícil resolución.

Cadenas, interrogantes, gritos convertidos en montañas, olas y, finalmente, un ancla que marca la urgencia de una estabilidad de un mundo percibido como un páramo estéril.


MANUEL MILLÁN CASCALLÓ


martes, 7 de junio de 2022

CONEJO SILVESTRE

 Diseño o dibujo poemado, mi dibujo y mi poema van aparte como complemento e ilustración mutua por un motivo nada banal. La descripción de la especie, su valor en la estructura natural terrestre imprescindible la supervivencia de muchos de los hábitats de clima templado, templado-cálido o templado-frío son de una trascendencia poco visible para un hermoso, gracioso y simpático animal que también tiene un gran peso en la economía doméstica no solo de esos hábitats, sino mundial. Trascendencia en la alimentación, pieles, instrumentos de percusión y hasta como soportes de escritura (ahora ya en desuso) y también como mascota. El resultado de este valor unido a la descripción física y caracterológica da un poema tan excesivamente extenso, con todo merecimiento, que es imposible inscribirlo en el modesto tamaño del cuerpo de un conejo, aunque, como este, sea adulto y es por ello que solo puedo presentar el poema como ilustración del dibujo y el dibujo como ilustración del poema.

Un simpático y prolífico animal soporte de buena parte de la cadena alimenticia de la fauna salvaje carnívora de tamaño mediano, muy dado a compartir campos, bosques y sobre todo zonas de cultivo en los que habita el hombre y concentraciones humanas que por ser muy prolífico puede adquirir marchamo de plaga para la economía humana y para el hábitat si extinguen sus numerosos depredadores.

Mi diseño, es como en mi suele ser característico, figurativo y realista para equipararse a su propósito de representar al conejo silvestre como especie y no como una mascota que tiende a equiparse con un peluche viviente (Valor que no corresponde al del poema). Se trata de un ejemplar adulto (también con el mismo propósito). Y su representación, en mi mano, es esta:

 

El poema, mi poema, tras una presentación física afectiva de un conejo corriendo a saltos, pasa directamente a resaltar su explosiva fertilidad que le confiere ese valor de pieza de caza preferente para los cazadores naturales de un amplio espectro de hábitats, y lo que esto supone para sustentar la variabilidad zoológica de las mismas, y cómo afecta esa fertilidad a la relación de la fauna con el hábitat.

Pasa después a una descripción física más detallada, su vida en madrigueras laberínticas y su preferencia por huir de las horas de máxima luz solar, apostando por atardeceres, vida nocturna y amanecer hasta primeras horas de la mañana. Y reza así:

Como una graciosa bola de pelo,
vas dando saltitos por la campiña.
Campo abierto, presa de rapiña, 
tu condena por tu constante celo.
Ser prolífico es también cadena.
Bocado principal del predador, 
preferida en todo tu alrededor
has de ser, pues, fácil comida o cena, 
de carnívoros, mamíferos medianos,
de aves rapaces grandes y serpientes
de buen tamaño y afilados dientes
o de fuertes venenos meridianos.

Largas orejas para estar siempre atenta,
nariz en constante movimiento,
pardo agrisado pelaje, instrumento
de tu camuflaje que patenta
tu natural y común apariencia.
Cobijado en el laberinto oscuro
de tus alambicadas madrigueras,
casa común, armada de paciencia,
a que la luz se atenúe esperas,
sabiendo complicado tu futuro,
pues tu horario es el de los cazadores
y eso alimenta tus grandes temores.
Pero tú eres la fuente que sustenta
a tus cazadores que limitan
que tu amplia prole los campos devaste.
Así los campesinos ni se irritan
porque seas, para ellos, su gran lastre.

MANUEL MILLÁN CASCALLÓ


viernes, 3 de junio de 2022

MANTIS RELIGIOSA O SANTA TERESA

Como pictocaligrama al uso este mi diseño y mi poema se inscribe en la serie Artrópodos. Más allá del retrato de esta cazadora feroz y altamente eficaz, la mantis es otro de esos seres con una simbología evidente. En nada nos equivocaríamos si la describiésemos como la esfinge de la Muerte. Letal en grado sumo, no es menos cierto que proporciona una de las muertes más horribles que se conocen y, suerte que esta se produce en el reino de los artrópodos y no en el de los vertebrados, ya que en estos primeros no se asegura la histeria y el pánico ante la muerte, no porque no exista sino porque no es demostrable "de facto" ni tampoco lo contrario,

La puesta en escena y la dicotomía entre su aspecto no necesariamente monstruoso ayudan en ello. Su cuerpo estilizado, enjuto y largo, con eso grandes ojos inexpresivos y su pose orante y estática de esfinge, no preludian la rapidez y eficacia del ataque. Atrapado entre sus zarpas delanteras y el descabezado inmediato y casi mecánico de la presa nos rebelan el peligro y el horror con solo verla en acción.

Su actitud agresiva se denota también cuando intentas cogerla. El ataque virulento está asegurado. Un insecto de cuidado y más eficaz que las arañas y tarántulas, escorpiones y escolopendras, a pesar de sus telarañas (las primeras), y la rapidez de su ataque y el veneno letal y paralizante que inoculan y es que, en todos estos rivales la acción letal no se produce totalmente hasta que logran inocular su veneno. A la mantis le basta con coger a sus presas por sorpresa y que el agarre contra estos no sea frontal. Para evitarlos, su inmovilidad absoluta en el acecho evita directamente que la aprecien como presa por su falta absoluta de movimiento.

(Con todo, el efecto paralizante del veneno de las otras especies letales mencionadas no debe de tener un efecto menos horrible, porque, inmóviles asisten a cómo son envueltas en capullos de seda o son devorados vivos).

Por lo  que respecta al pictocaligrama. La imagen de mi diseño es clara y meridiano, presentando al insecto en actitud orante de acecho. La sombra magnífica el aspecto terrible de la cazadora y profetiza el horror del ataque posterior en quien lo sufre:


El poema, mi poema, claro está, magnifica el aspecto simbólico, letal, temible y eficaz de esta esfinge de la Muerte y el horror que produce en sus víctimas, que atrapadas en las garras, tenazas de su primer par de patas, que además han perdido su función tractora o motora, en favor de la prensil, no tienen posibilidad ninguna de escapa y, por el contrario, angustiadas, saben de su terrible desenlace. Y dice así:

Esfinge de la Muerte,
erecta, enhiesta, inmóvil,
te vigila.
Estática, feroz y despiadada,
orando está en su conjuro
y, en él, está tu suerte.
Fiero o dócil.
Su golpe letal, rápido y duro,
contigo acabará.

Descabezado.
Lenta la muerte, terrible,
y desgarrado.
No hay retrato más veraz
del horror
y la eficacia.

MANUEL MILLÁN CASCALLÓ

MANUEL MILLÁN CASCALLÓ




miércoles, 1 de junio de 2022

BOA DE MADAGASCAR

De nuevo en la serie Animales salvajes, este mi pictograma caligramático refleja mi realista diseño de esta serpiente nocturna de las selvas de Madagascar, para emboscar casi completamente el poema, mi poema, que se inscribe en las manchas de su cuerpo.

Esta mi primera serpiente, retrata a la perfección sus características física para describir hábitat, excepcionalidad faunística y de flora de la Isla de Madagascar y vida y alimentación de la misma.


Y mi poema, un soneto, reza así:
Deslizándome por la selva umbría,
cauta, lenta y silenciosa asesina,
buscando voy mi víctima vecina
en esta isla mágica que un día

descubrió, en la mirada espía,
que su fauna era ancestral sin espina.
Una isla, Madagascar, divina,
con una Naturaleza de porfía,

única tanto en fauna como en flora,
extraña a la común de otro continente,
y eso que soy serpiente constrictora,

y, por ello, la menos diferente.
Cazo lémures, roedores, ranas
adultos como de edades tempranas.

MANUEL MILLÁN CASCALLÓ

MANUEL MILLÁN CASCALLÓ