miércoles, 29 de agosto de 2018

NEOTÓTEM URBANO

El caligrama utiliza el recurso inverso al de los vanguardismos poéticos iniciales: futurismo, cubismo, ultraismo, dadaismo y creacionismo, en los que el mundo moderno y las tecnología como los nuevos ídolos de masas (futbolistas, directores de cine, toreros, actores y actrices) suplían a los dioses clásicos y a su mitología por los ídolos de la modernidad industrializada y consumista.

No. Evidentemente, no vamos a volver a la mitología clásica ni a sus héroes porque, aunque su simbolismo intrínseco sigue siendo vigente, su alejamiento de la comprensión de las masas y su ignorancia no ayudaría a entender el arte actual, pero sí coincido con el pop-art y sus sucesores posteriores contraculturales en criticar los nuevos ídolos del consumismo actual... No. No es un ataque a la tecnología y sus logros y, por tanto, no es un ataque a la ciencia ni a la técnica si no más bien a la superficialidad de una sociedad actual que se ha dejado llevar por la publicidad, el consumo y la superficialidad para perder el sentido de lo esencial, su privacidad, su creatividad y la nobleza del contacto avasallado por las redes sociales...

Neotótem urbano nos muestra a un objeto cotidiano propio de la actual tecnología. En este caso, un efectivo cepillo de dientes eléctrico y rotatorio de innegable mayor eficacia que el convencional... Un nuevo avance hacia una comodidad que atrofia algo tan esencial como el movimiento de cepillado... Un objeto tan efectivo como superfluo que, como otros muchos, como todos, nos es presentado como: has  de tenerlo, no puedes vivir con él porque todos lo tienen... No es una crítica al objeto ni a su idoneidad ni a la necesidad de la limpieza y el aseo en una sociedad que, por otro lado y, con perdón, ha vuelto a ser guarra, dejada, desaseada... sí, pero es cada vez más comodona, más superflua y más vaga... Cada vez estamos más cerca de no movernos ni para ir a trabajar, ni a comprar, ni siquiera ir al cine, al teatro o a divertirse y capaz de no dar un paso si puede suplirlo por una rueda, dos, tres, cuatro... alas, hélices... auténticamente atrofiada...

Si los futuristas acertaron al introducir lo cotidiano, lo tecnológico y los nuevos héroes del mundo tecnificado, la mitificación de la técnica y la comodidad nos está llevando a la atrofia como a la acumulación de bienes materiales como si estos diesen en sí mismo la felicidad...

Está claro que la lavadora, la nevera o frigorífico... los electrodomésticos en sí mismos, como los avances en medios de comunicación, internet, imagen y un alud de invenciones maravillosas han supuestos grandes avances que nos pueden facilitar la vida (aunque todos ellos sean tan superficiales como cómodos), pero también lo está que nos han cosificado, alienado y deshumanizado en una proporción equivalente... No tengo nada contra la ciencia ni contra la técnica sino contra una sociedad atontada y anonada de tecnología que ha olvidado por completo quién está al servicio de quién y qué es un útil y qué un utilizado...

Imagen y poema se ponen al servicio de esta diosificación de los objetos ofrecidos por la técnica y convertidos en imprescindibles (y empiezo por el cepillo eléctrico por no hacerlo por el móvil, cuya crítica, sin excluir sus evidentes virtudes y mejores, es el más manido y evidente representante de mi reflexión sobre, a estas alturas, quién está al servicio de quién...hasta transformarse en un vicio y una droga de la que muy poca gente sabemos prescindir cuando no es necesario...)...

Así reza el poema que lo compone:

Virgen de los desamparados
                                                                   te me eliges.
Yo te inventé las noches, tú los cielos.
Rebaños de marfiles te veneran
y esperan que los toques de melena.
La nata curativa en tu alcachofa,
girando has de esparcir con tu fregona.
De eléctrica energía me los unges...
Y friega que te friega...
                                                                      y frota que te frota...
agua fresca y limpia y espuma
de victoria.
Virgen de los desamparados 
                                                                  te me eliges.
Te adorarán vehementes multitudes,
icono de limpieza sanitaria
que encalas las murallas de las bocas
y refrescas lenguas y paladares
de tus adoradores a todas horas.

MANUEL MILLÁN CASCALLÓ

martes, 28 de agosto de 2018

MUSA OLVIDADA

De nuevo la inspiración como una forma energética y vital, representada por una lámpara, ahora con una visión frontal conforma el caligrama en el que me lamento de la sensación de cansancio y hastío que provoca la falta de alicientes de una sociedad empeñada en convertir problemas menores como las banderas y los clubes en problemas mayores y de esencia mientras deja derruir el Mundo en su Naturaleza y niega o hace oídos sordos a todos los valores morales y humanos que proclama en papeles altisonantes que nunca cumplió, ni cumple ni parece que vaya a cumplir... Una sociedad histérica y erizada cada vez más intolerante y egoísta, más iracunda y extrema encaminada a un punto sin retorno que parece ha de acabar necesariamente en un cataclismo cuando, además, dejamos el mundo en manos de líderes intolerantes, caprichosos y desmesurados incapaces de hablar con sosiego y diplomacia y cada vez más dados a la mano dura y tentetieso...

En fin. Claramente un caligrama, el poema que lo integra, mi poema, reza así.

Gritaste ante el Edén tu miedo
y nadie te escuchó.
Tu luz se apaga.
¡Oh, Sol virginal,
intermitencia de mi Musa,
mueres sin tu esencia!

MANUEL MILLÁN CASCALLÓ

lunes, 27 de agosto de 2018

TERCAMENTE GRITARÉ MI REBELDÍA

De nuevo un caligrama local y de recorrido en donde los caligramas se insertan en el recorrido de un poema en donde el colofón acaba siendo un soneto pero que todos conforman un todo. Desde la partida, Con las preguntas y en dos planos, el primero inclinado y el horizontal para explicarme a mí mismo en mi contradicción con el Mundo actual y convertido, por lo mismo, en un inconformista, y, por tanto, en un ser marginal y rebelde que denuncia los males genérico de la Humanidad frente al planeta...

De la letra al pictocaligrama. Me he convertido, para el Sistema, en un lunático... Un loco, sombra de sí mismo, que, en la oscuridad esotérica del que se mueve en las sombras, como marginal y anómalo que incordio contra la abulia sorda de los adscritos al Sistema, capitalista, global, consumista, materialista, que cifra la felicidad en el consumo de bienes materiales fútiles y superfluos... Imploro a la Luna, en contraposición al esplendor Solar del Sistema. La Luma se dice a sí misma testigo de los reinos marginales y desde ella, mi sombra, figura al contraluz, subida a una cima de palabras, las de mi propia declaración de rebeldía (otro caligrama parcial en el que las letras están en mayúsculas como los gritos que imploran justicia)... dan pie al soneto colofón que culmina mi denuncia...

Si así es el recorrido de mi caligrama-poema, así reza el poema que lo integra:

- ¿Qué es un hombre deshaciéndose?
- Yo mismo
-¿Qué es un proscrito si no un solitario
en la boca de su abismo?
Un hombre nada más,
sin un destino,
sin un propósito
que no sea vivir
desatando del tiempo
su río?

Luna de un Edén,
Mar de la Tranquilidad
que ya no existe,
sola estás en la negrura.

El tiempo desató su berbiquí.
Enroscado con su hélice llueve
instantes de cristal y se conmueve
descubriendo el momento en que nací
una vez y otra mientras me vivo
viviendo y viviéndome cuanto escribo:

Hombres isla, hombres montaña adorando
la Luna, están en su acantilado
mientras el Mundo desata, arbolado,
un infierno que se está encabritando.

Yo soy una isla, un barco remando,
huida de un rey desequilibrado
que busca un Edén aún nunca encontrado.
El Mar de los tiempos sigue azotando.

Desde que el hombre existe y lo domina,
crece el infierno, la muerte, el desierto...
Cree que el Mundo es la inagotable mina

que abastecerá al poderoso cierto.
Se engaña, se está suicidando vivo
y desde mi isla, grito y lo escribo.

MANUEL MILLÁN CASCALLÓ

miércoles, 22 de agosto de 2018

EL POZO DE LA SOLEDAD

En el fatídico agosto de 2015, mi cuñado Jesús, médico, anunciaba a su hermana y mi mujer, Marta Blanch Falp, precisamente el 14, día de la fiesta grande de la Festa Major de Cubelles, que no podría bailar como gitana en los bailes de dichas fiestas porque tenía un cáncer de hígado en metástasis avanzada, que, desgraciada y efectivamente acabó con ella, con nuestra felicidad y nuestros planes de futuro, para los cuales, grano a grano, habíamos ido apilando durante, hasta ese momento, toda nuestra felicísima vida, qué decir de lo que ya no tiene arreglo... a partir de aquí, la soledad germinó en mí como contrapunta a una vida gozosa que había perdido buena parte de su sentido. Este caligrama, sin duda, esta relacionado con este hecho como con la soledad en sí misma que se siente en un mundo multitudinario y corroído que camina, gracias al hombre y a su ambición, camino de su paulatina destrucción (y eso no es un sentimiento que naciera con el óbito de mi amada, sino que era, para mí, y de hecho, para ambos, cosa sabida y evidente)... Por eso el contenido de este caligrama parcial o local y de recorrido (localizado al sombrero pero extendido a todo el poema como conjunto) hace alusión a este hecho como al genérico de la soledad de quien predica en el desierto y lucha inútilmente por la imposición de la lógica frente a la inercia de la ambición, la ira y la explotación sin límites ni futuro de nuestro Planeta y por eso se lo dedico a ella, a la que fue mi mujer y sigue siendo mi amada y mi amor y por eso el original cuenta con un poema dedicatoria a ella, como introducción y presentación, que no consta en el caligrama que muestra la imagen, pero del que no privaré a mi lectores:

Dedicatoria:
Puede llover el tiempo, Marta,
que es tenaz, batallador y terco...
pero tú aún vives en mi recuerdo...:
Te añoro... Mi voluntad y mi memoria
nunca se harta
por mucho que gire la noria
de esta vida sin sentido...
Te amo y nunca te harás de olvido
porque tú eres la esencia de nuestra historia...:

Poema con caligrama (y por el empieza en la sombra umbría de mi sombrero):

La soledad es un gran pozo negro.
Solo (estoy) entre la multitud
donde yo me ahogo cotidianamente,
espero.
Sé que tú no existes ya
pero te añoro y te recuerdo...

La soledad
es un sombrero,
conque intermitente espero
cubrirme de la intensidad
de un espacio infinito
y un tiempo vacío
donde habitan los relojes del vértigo
con su tobogán antojadizo.
Me dejo llevar por su río,
pero ellos rizan el rizo
y el berbiquí horada el abismo
donde me asesino a mí mismo.
La soledad es un veneno.
Un cuchillo, un desierto
donde el siroco es un grito...
¿Dónde estás?...
Pero nunca te responde.

Los días llueven tozudamente.
Tu recuerdo es un cristal, mi espejo.
Cada día te encuentro y te dejo
durmiendo en el cielo de mi mente.

¿Dónde estás?... Deliro yo demente
mientras me desnudo del pellejo
del pasado sin retorno...
                                                          Soy viejo...
o no... Ardo en este horno
donde me olvido de mí, serpiente
que al acecho está de otra vez
                                                                 perderme.
Por mucho que intento ser pez,
te recuerdo y vuelvo a verme
feliz como ya fuimos de amor
creyendo que sería siempre
y me dejaste ese sabor
amargo que se llama soledad.

MANUEL MILLÁN CASCALLÓ


Un inciso es necesario para entender el poema... Ese conque que abre el tercer verso de la segunda estrofa posee el valor bivalente del conque conclusivo del por lo tanto espero intermitente (unas veces sí y otras no, solo cuando siento la soledad)... y de la subordinada adjetiva de con el que referente al sombrero de la intermitencia con la que me oculto de la soledad o con el que, oculto mi soledad a quienes comparto mi espacio... Todos esos significados convergen en el mismo punto

MANUEL MILLÁN CASCALLÓ

lunes, 20 de agosto de 2018

AGOSTO CANÍBAL

No soy muy playero y no porque no me guste el mar, la playa como paisaje o bañarme, pero las multitudes, me incomodan... El mar es, en cambio, en cualquier relación de paisaje, relajante cuando está plana, sugestiva cuando esta excitada e hipnótica cuando es bravía... La combinación de Sol ardiente y humedad marina suelen, como este año, producir una sensación de bochorno que supera la soportable... Por eso mi caligrama, contempla desde la proximidad de una terraza de bar, con una refrescante cerveza helada una mar relajante y bella como la mujer adoradora del Sol que recibe desnuda la calidez solar con un velero surcando las aguas... Lo demás es la Nada y un calor que borra la arena dorada, anula las masas de bañistas y sublima el Astro Rey contemplando la belleza del espejo de las aguas marinas y de su bella adoradora tendida y expectante.

MANUEL MILLÁN CASCALLÓ

jueves, 2 de agosto de 2018

TESTIGO DE CARGO

La labor del poeta, amén de expresar estéticamente sus emociones y sentimientos pero también, apelando a los primeros, testificar, dar testimonio de las muchas barbaridades, de las barbaridades sin fin que los seres humanos, amparados en la ambición, la intolerancia, el racismo, el sexismo, la homofobia, la zoofobia, la xenofobia, la religión, la patria, la ceguera medioambiental... y el egoísmo y egocentrismo cometemos, y son constantes e intolerables... Cada poema, cada caligrama es una espina clavada en mi piel de dolor por las barbaridades e injusticias sin fin cometidas y lo que es peor, porque este es si9n duda la característica que nos tipifica como una enfermedad que acabará con la tierra y, por supuesto, con nosotros mismos. Cada uno de estos crímenes tiene nombres y apellidos y ubicaciones concretas o globales. Baste aquí con denunciar y formular mi propósito de ser acicate contra las injusticias del mundo como un propósito que supera cualquier otro...

El símbolo de esta actitud es el bolígrafo que atestigua las emociones, sentimientos y reflexiones que se proponen la denuncia que, hecha tinta, en el poema se convierten en el verso espada que escribe en el papel tal propósito.

Así reza mi verso:
Vos silente, 
aguja irás de cuanto digo...
Oye
y escribe cuanto digo.
Por tanto dolor proscrito,
el puñal de mi tinta agito.
Gritaré. Por algo soy testigo
y no pienso callar...
Lápida será el papel.
Los versos han de proclamar
tu nombre, tu crimen,ç
infame y fiel.

MANUEL MILLÁN CASCALLÓ