Nuevo caligrama de recorrido con alternancia de caligramas locales con poesía en formato clásico en el que un yugo, el de la vida percibida como tal abre el interrogante que busca su resolución como un grito (la exclamación que abre los gritos en formato clásico) y esta sigue con una serie de paralelismos con la ortografía del leguaje: los puntos suspensivos (la continuidad del estado de duda sin respuesta) y la necesidad de los puntos seguidos que permitan la continuidad sin duda y más aún los puntos finales que cierren definitivamente la duda.
La tozudez del toro y la fuerza de voluntad que simbolizan la tenacidad de la pervivencia de la duda como constante de mi vida, siempre buscando nexos de apoyo y salidas o respuestas a las series de preguntas nunca respondidas o nunca respondidas de una forma definitiva buscan, en esta, el alivio, aunque esta confirme la sospecha de lo fatal.
Este caligrama redunda en los aspectos que plantea el anterior y vuelven a remarcar la constancia de la duda existencial en mi persona,
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