Poema que se inicia con un claro caligrama local al inicio, en el propio título: Calor sofocante, en donde, las propias letras, en negrita y mayúscula, para recalcar la alarma que suponen un círculo con valor dual. El sol sofocante presidiendo un cielo sin nubes, nítido y hábil para que un Sol tirano ejerza sobre la Tierra todo su poder ígneo y el propio planeta Tierra ardiendo de calor por un Sol que ha liberado sobre el Planeta todo el poder de sus rayos ultravioleta cuando la protección de la capa atmosférica es cada vez más débil y vamos camino de que sea ninguna, completando el imparable crecimiento del Calentamiento Global que, sin duda, hemos provocado y acelerado.
El poema, lleno de crítica, ironía y sarcasmo parte de una descripción realista pero patética, cargada de imágenes, metáforas, sinestesias, cuyo efecto paradójico con su desarrollo y colofón compone una reflexión durísima y crítica sobre el papel de la Humanidad en relación con la Vida en el Planeta, la vida del propio Planeta y la propia Humanidad y el papel metafísico de las Religiones y el sentido hiperbolizado de nuestra existencia, cargado de hipercrítica, ironía y sarcasmo.
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