Conminados en casa por la pandemia, una simple mesa y su contenido se convierte, como el propio Arte, poesía y dibujo: caligrama en un lugar de culto en que plasmar, simbólicamente, nuestro anhelo de huir de nuestro propio encierro y alcanzar la deseada superación de esta sensación desvalida ante el peligro y el ansia de Libertad, ahora cercenada masivamente por causa de fuerza mayor.
La imagen simbólica de este pictograma caligramático sería esta y este, mi poema, su contenido:
Llana está la base y el Mundo ciego.
Yo no quería el vino ni el misterio
y tú me lo serviste en un trasiego
sobre un rincón amargo en tu hemisferio.
Y atado a mi planeta, tres botellas
de zumo de limón de las estrellas.
Caída está la copa sobre el suelo
y pedazos de mi vida de barro
con las paredes rotas de su jarro,
heridas por tus palabras de hielo.
Y el vacío emparedado y opreso,
encerrado en un cajón y sin peso,
con las vivencias atrapadas, vivas
aún, techando un altar que sustenta,
sobre cuatro columnas tan cautivas,
la vida que palpita, aún atenta,
en ese altar que conforma mi esencia
que al cabo es de cada uno, su ciencia.
MANUEL MILLÁN CASCALLÓ
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