domingo, 15 de marzo de 2020

AHOGANDO LAS PENAS

Intentando sobrevivir a la asfixia del fracaso y al confinamiento en mí mismo y entre las cuatro paredes de mi casa por el coronavirus que no tengo de momento, escribo, dibujo, leo, hago crucigramas, veo la televisión y mato las penas, la conciencia y el rato apurando, de vez en cuando, alguna cerveza... A esa asfixia, no soy inmune... Estoy, tras la muerte de mi mujer, acostumbrado a la soledad y ahora mis hijos y yo nos vemos abocados a una convivencia que habíamos ido diluyendo en la libertad y autonomía de cada uno en su vida, en su mundo, en su círculo de amistades, compañeros, colegas... La convivencia en un espacio cerrado e impuesta, aunque sea por una causa lógica, es áspera cuando se prolonga y se eriza por la histeria... La coincidencia en la mesa es un lugar común para pasar del diálogo, al debate y del debate a la disputa y si ya vienes agobiado por otros asuntos apremiantes, puede dar lugar a conatos explosivos a los que sucede una calma tensa diluida por la televisión, encendida pero inatendida por completo, como mar de fondo... Después, entre el silencio, cada uno vuelve a su portátil y un trago esporádico de cerveza ayuda a olvidarse de uno mismo, náufrago de la sinfonía del piano del teclado huyendo hacia el epicentro de nosotros mismos o hacia el tobogán umbrío de las fantasías en un mundos recónditos y en paraísos deseables.

El caligrama representa un botellín de cerveza, una mediana o tercio, a medio consumir, con su espuma y todo  y la sombra de la misma señalando el aire libre y salvador de los mundos soñados. En el interior de la botella, el mar de reflexiones y la amargura compone el líquido extracto de nuestras reflexiones con el lúpulo de aquello que nos agobia, nos amarga y nos hiere como cuchillo punzante, aunque sea el agudo dolor que nos señala como seres aún vivos y conscientes de sí mismos.

Este es líquido elemento que compone en poema el caligrama en el contorno del botellín, la cerveza y su espuma y la sombra de este, mi poema, como mi caligrama reza así:

Volaré al cielo de los ingenuos
borracho de miseria y de inutilidad insoportable
para defenderme del mundo
y harto de creer en mí y en todos, 
de volar... Sobrevivir, me basta y sobra...
Vivir es un dolor insoportable

MANUEL MILLÁN CASCALLÓ

No hay comentarios: