martes, 22 de febrero de 2022

LEY MORDAZA

Claro caligrama, obra mía en diseño y poema, que presenta esta odiosa ley que cercena la Libertad de Expresión y de opinión, en nuestro país y encima de forma aleatoria, que amén del diáfano recorte de libertades en la expresión ideológica y ética, es un lastre inaceptable en el Arte, cualquiera que sea su expresión, soporte y estética. 

No es precisamente es precisamente el primero ni el único poema mío dedicado a la libertad de expresión ni a la Ley Mordaza y sus efectos en el Arte y en la Sociedad y que supone un recorte que nos acerca en mucho al franquismo y sus modos intolerantes, sobre todo con según quienes...

El caligrama describe figurativamente la misma de forma simbólica con una tijera de cocina, hábil para cortar carne, vegetales, cuero y, si se tercia, papel equivalente a cercenar voces, pensamientos, reflexiones, opiniones y personas físicas equiparable a la censura inquisitorial de antaño...:


El poema, mi poema, clarifica y describe poéticamente el contenido simbólico del mismo, que se halla inscrito en las sombras de la propia tijera en su volumen, dejando su título en la sombra que esta provoca en el suelo, sostenida pues, por nadie, pues el censor no es un concreto sino un fantasma moral, la Justicia, y reza así:
Afilada estás,
cizalla en manos del poder.
Carne, papel...
¿Qué quieres cortar de raíz?
Palabras que te asustan,
ideas revolucionarias, 
o simplemente opuestas
a tus intereses... ni su 
Cortar la Libertad,
la voz de la conciencia.
Censurar hasta el aliento...
Cortar, y por cortar, 
cortarías hasta el viento,
pero, como los sueños,
huidizos, incorpóreos...
por mucho que cortes,
se enmarañan en el aire
y siguen existiendo...

MANUEL MILLÁN CASCALLÓ

La Libertad de Expresión y de Pensamiento, no se cortan con la censura ni castigando su exposición pública o privada ni su expansión... Más bien así contribuyen a su difusión, la morbosa distribución de lo prohibido... y no se consigue tener razón ni altura moral prohibiendo su difusión... Porque eso presupone, por parte del poder, que la sociedad está compuesta por tontos incapaces de discriminar por sí mismos la Verdad, la Realidad o la Justicia ni sus opuestos (La Mentira, la Fantasía y la Injusticia, amén de la Demagogia y el Engaño).

Las ideas, como las reflexiones, las ilusiones y los sueños, se tienen, se es libre de tenerlas/os y de expresarlas y una sociedad debe ser tolerante con la Libertad de Expresión, de Opinión y de debate... La censura presupone una autoridad moral que la autoridad legal no tiene más allá de lo evidente en los hechos y en las ideas (aquellas que van contra la sociedad en sí misma o contra sus integrantes individuales o grupales).

Quien se ofende con la opinión ajena, nos ofende a todos cuando la pisotea, la niega o la coarta... Los razonamientos y las ideas se defienden con argumentos y aunque la intención de convencer es inherente al razonamiento y a la expresión del mismo, el resultado depende de la comprensión y la reflexión de quien lo escucha y es muy habitual no lograrlo aunque se tenga toda la razón del mundo y este perfecta y consistentemente construida la argumentación (también se puede llegar a convencer sin tener nada de razón y con argumentos falsos, exagerados, no contrastados...).

El derecho al pensamiento, a su expresión y difusión es inherente a la Libertad como condición humana. La censura debe limitarse a lo moralmente dañino e injusto idiosincrásicamente.

Censurable es el racismo, la xenofobia, el sexismo, el clasismo, el suprematismo, el odio irracional a cualquier ser, grupo, sociedad o condición, ideología o creencia, como la violencia irracional y lesiva física o sicológica de cualquier tipo y todo aquello que lo difunda o lo sustente como lo es la difamación. Pero no puede considerarse violencia quemar una fotografía de un poderoso o una bandera, un documento, o rasgarla/o.

Es verdad que eso violenta a quienes la defienden y se ofenden, con razón (su razón o la de la mayoría) por ello, pero siempre hay medios legales que permitan mostrar, con argumentos, el sentirse ofendido por tales actos sin llegar a las manos, a las acciones policiales y a las judiciales...

Las religiones establecen una autoridad que en realidad no tienen en cuanto pretenden convertirla en una autoridad social ética aplicable a toda la Sociedad ni siquiera donde esa creencia es exclusiva o dominante y esta autoridad moral se niega a sí misma en cuanto esa iglesia, sacerdocio, o feligresía pretende suplantar a su propio dios (o dioses) en el juicio moral de las otras personas, de los demás, sean individuos, grupos, sociedades y el pecado moral en cada una de esas creencias, no puede, en ningún caso convertirse en un juicio público con consecuencias criminales solo propias del Derecho.

MANUEL MILLÁN CASCALLÓ


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