La imagen del caligrama es clara como el poema que lo integra... El nuevo sol es un coronavirus que alumbra un planeta desierto poblado de dunas que se ha tragado la vida y las ciudades... Premonición sugerida por el cambio climático y la pandemia como uno de sus resultados... La profecía futurible o distopía no tiene una concreción en el tiempo... No es un tiempo cercano pero sí uno probable después de que la vida haya desaparecido de la faz de nuestro Planeta. Nada impedirá que este exista y será un roquedal árido como otros planetas de nuestro Sistema Solar y como la inmensa mayoría de planeta de la Vía Láctea y el Cosmos en sí mismo... Es la Vida la que está en juego y la Humanidad el desencadenante de un horror progresivo cuyo final se desconoce... Este es uno seguro, es el tiempo y el modo de llegar ahí lo que desconocemos... Ciertamente, nosotros no lo llegaremos a ver, nuestros hijos, probablemente tampoco, pero tendrán más posibilidades, nuestros nietos...
El día, el momento llegará y llegará tras mucho sufrimiento y mucha muerte que, ahora empezamos simplemente a comprobar, olvidando que ya fue así desde el principio de nuestra andadura desde el Neolítico, pero cada vez será más palpable y drástico y es insalvable, lo único que podemos hacer para paliar este SOS, la Tierra se muere, es cambiar nuestra manera de ver el Mundo y nuestras costumbres, respetar la vida y paliar la contaminación atmosférica y de la Litosfera... incluso del espacio para ralentizar el cambio climático que se producirá sí o sí porque ya se está produciendo y, por lo mismo, es ya imparable, pero sí alargar la vida y las drásticas consecuencias masivas... No salvaremos la Vida del planeta, pero lograremos que dure mucho más, que ya es algo...
MANUEL MILLÁN CASCALLÓ
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