En este mi caligrama de recorrido en el que se interponen y alternan caligramas locales, ya figurativos como dos partes del campanario de Cubelles o la farola y versos formantes del poema que también forman parte del caligrama del recorrido y que tiene como colofón un poema caligrama en esquina, el poema retrata la sugerencia contemplativa de la torre de la iglesia y la farola a la luz anaranjada de las farolas con la noche como marco... El delirio de lo sugerido por la realidad y su bis onírica convierte el recorrido en un juego pasional en donde los versos unidos al placer contemplativo nos convierten en amantes a la ciudad y yo en un espacio varado en el sin tiempo de los goces y el amor es la pura delectación de la belleza de los paisajes reales fusionados a los sugeridos. El poema, reza así:
He dilapidado en tu luz y en tus tinieblas...
¿Dime el viento que corre
con tu voz celeste a dónde huiste?
En una farola tu luz vertiste
y ahora me iluminas cada instante,
vivo en ti y muero entre tus besos.
Si mi voz se fundiera con tus besos,
te convertiría en verso
y el verso ya viaja en tu imagen
y en tu reflejo.
Mis pensamientos viven presos
en tu corazón de alhaja.
Abre la luz
que ahorcada está en tu techo,
verás que yace el amor
sobre las sábanas de tu lecho.
Dos figuras de mármol,
han perdido su calor,
brillan, mientras duermen, mador
y recuerdan su universo,
un sueño de vida y verso
que aún conserva su calor
y su espacio sin tiempo...
Sacerdotes del amor,
altar de fuego intenso,
brasas quedan de su encuentro,
ascuas, pronto cenizas,
polvo y viento.
MANUEL MILLÁN CASCALLÓ
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