Y siguiendo la misma metodología de descripción cuyas metáforas en el poema se aproximan a la simbología, al símil, a la prosopografía, a la etopeya para describir un ave europea que fusiona la imagen del ave passeriforme con el poema, ambos míos, en un pictocaligrama y que se incluyen en la serie dedicada a otra de mis evidentes devociones, la de la descripción de especies animales vivas o extintas.
El poema, reza así:
Bandido estás de frutos y semillas,
no te sobra el antifaz ni el penacho
ni el eléctrico danzar compasado,
equilibrista danzarín que artista
trinas tu alegría a otras pajaritas
que buscan galán apuesto y bregado
y pícaro truhán, padre avezado
que el nido sepa armar a pies juntillas.
Vigilante guardas tu reino verde,
tu árbol con sus frutos más preciados.
Desde tu atalaya altivo te muestras
a todo rival que a tu reino accede...:
- ¡Que todos se den por bien enterados!,
¡que este es tu reino y tus cartas son estas!...
MANUEL MILLÁN CASCALLÓ
De paso, el poema se convierte en un canto en la Vida y a la Naturaleza en la estación en la que típica y tópicamente esta se acredita como como Madre Tierra, fertilidad de la existencia animal y vegetal, escogiendo el momento de apareamiento, polinización, formación del nido y lucha de los machos por conseguir seducir a una hembra para la proliferación y supervivencia de su especie... La Primavera...
MANUEL MILLÁN CASCALLÓ
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