martes, 7 de marzo de 2017

EN LA ESPERANZA. BERLÍN ERA PROMESA I

Los viajes siempre han sido un factor regenerados, esperanzador y vital. Me gusta, me gusta viajar a donde sea y Berlín siempre había sido un objetivo claro e incumplido. No ha muchos años, a mi mujer y a mi hija Claudia les surgió la posibilidad de ir. Yo también quería apuntarme, pero era eso que llaman "un viaje de mujeres" y no conté con la colaboración del otro marido posible y me quedé con las ganas cuando ya había planificado puntos de interés. la vuelta de mi mujer, cumplido el viaje con sus fotografías, anécdotas y, claro está, deslumbramiento e hipnotismo por lo que una ciudad con sello propio y el marchamo de una ciudad con historia propia reciente aumentaron mi interés. Muerta ella no ha mucho, a un grupo de amigos que no negará, son resultado de su innato hipnotismo para generar amistades y energía, me han llevado a la posibilidad de realizarlo en su compañía los últimos cuatro días de este febrero de 2017.

Berlín resultó una ciudad interesante, cargada de edificios singulares, museos, arquitectura innovadora y peculiar. No posee una belleza deslumbrante como Roma, París, Madrid, Barcelona, Amsterdam, Lisboa y otras muchas, pero sí una ciudad emotiva y peculiar como prometía.

Como suele ser habitual en mis viajes, cámaras a parte, siempre llevo mi librillo para plasmar en él las emociones y vivencias del viaje, en poemas, caligramas, pictocaligramas, dibujos... tomados a salto de mata en bares, hoteles, bulevares, metros... a modo de documento y de libro de viajes. Este fue uno de los primeros sugeridos por la emoción del viaje, aquí en pleno vuelo, en la incomodidad de mi asiento de avión viajando hacia Berlín... 

Encajonado en mi asiento de pasillo y muy trasero en la carlinga, las botas, en concreto la de mi pierna derecha apoyada en la izquierda, ofrecían una de las escasas visiones que la nave permitía en vuelo.

Más allá de la imagen de bota y pantalón, en él se prodigan las esperanzas e ilusiones puestas en lo que la ciudad reconstruida tras su destrucción en la Segunda Guerra Mundial, sanada de sus profundas heridas, ya reunificada y restaurada como capital de la República Federal Alemana.

Sí Berlín era la esperanza y mis zapatos el vehículo ideal para conocerla en sus calles, edificio a edificio, monumento a monumento, museo a museo, como para adentrarme en su vida cotidiana, costumbres, comidas y bebidas típicas como lugares o focos de diversión.

MANUEL MILLÁN CASCALLÓ

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