Ni sombra ya de lo que fuiste, mi poema, mi diseño, es un caligrama característico con todas letras e indicios más clásicos de lo que es un caligrama desde que Guillaume Apollinaire lo convirtiese en una de las señas de identidad del Cubismo, que luego pasaría a otros vanguardismos coetáneos o posteriores y que ha hecho de mí una de mis características poéticas, eso sí, con variaciones propias exclusivas.
Volver a los orígenes y rescatar y reflejarme en una de mis temáticas características, la alienación del individuo a manos de un Sistema, una sociedad capitalista deshumanizada que, después de construir a sus individuos con sus criterios consumistas, sus virus letales, va dejando que estos se conviertan en botellas de vidrio transparente, autómatas, ya borregos, miembros de un rebaño de iguales, insensibles al dolor ajeno y vacíos de sí mismos, conteniendo el líquido ponzoñoso que los ha infectado e igualado al deseo del Sistema, conducido por el poder, mímesis de la imagen de lo que los poderosos desean que seamos.
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