Ilustración, por recorrido, de la sensación de cortar y trinchar propia de las tijeras, presentada como una forma subjetiva y sinestésica como metafórica que, por lo mismo, incluye la sensación incontrolada de giro libre movido por el azar y capricho del viento.
El poema, mi poema, retrata esta sensación incontrolada presentada como un delirio destructivo y coercitivo de quien lo suple y el dibujo, mis dibujos, lo ilustran en una serie equivalente de imágenes que evocan en animales y objetos esa sensación paralelística...
Y por la misma, cortan, hieren al censurado, a lo cercenado al impulso intencional del guerrero que equipara su espada con las tijeras presentando la lucha entre censura y la libertad del escritor.
En su delirio, el censor mueve a capricho subyugado por el poder moral de la justicia o del poder en sí mismo, como las aspas del molino movidas por el viento inestable y no siempre predecible ni siquiera en constancia o furor.
Trincha, corta y devora o deglute a la víctima de su acción sea carne, papel, cartón, cabello, cable... sin que, quien lo sufre, tenga salvación posible ante la acción de la fuerza bruta, como el cocodrilo cuando atrapa su presa, gira, torbellino para matarla y la deglute a grandes destelladas...
Como la cizalla, corta a la medida de su intención y gusto, trajes, plantas, cables, papel, cartón, tela, plástico... y los escritos que censura en aras del poder y la ley
Y todo ello se equipara a la propia tijera, que fuera de la columna sumatoria es el resultado y común denominador de sus evocaciones sinestésicas y metafóricas.
MANUEL MILLÁN CASCALLÓ
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