Rosa de amor y de pasión como de poesía, símbolo que se ata a la tierra preñada de símbolos antitéticos de belleza fútil, de pasión, sangre y dolor, de perfumada poesía, cárcel e imán de laberintos todas están en esta rosa que se aferra a la tierra en su abismo peinado por el viento que ve crecer junto a ella los esqueléticos dedos como hierba insurgente que desde la tierra buscan la Libertad, allí donde el aire libre peina esa rosa donde se articulan todas las frágiles rosas en su símbolo como esta ante la que se erizan, hijas de otro enser pero del mismo sentimiento...
El poema nace caligrama para hacerse poema por sí mismo y reza así:
Márcame tu laberinto de pasión
y de dolor cuajado de espinas
por doquier.
Serán hojas que buscan las raíces
de tu vida
en el suelo húmedo de tu realidad
y el vericueto de tus sentimientos
variopintos y enredados de oquedad
anidada en la carne de tus cimientos
desde que naciste al terco berbiquí
de tu conciencia tozuda.
Sabes que no es muda,
que no se empapó de silencios, otrosí
se hizo de recuerdos y palabras, sensaciones
sin barreras ni premoniciones.
Tu hermoso libro de pasión
sangra en el cáliz de tus capítulos y aromas.
El fútil fuego del amor, incendio,
entre aromas de tu tinto vino
y tu carrusel de terciopelo sin comas
arderá con tu momento...
ángel-demonio que será asesino
tras tejer su firmamento
en el sedoso molino
de tu hélice preciosa.
Frágil columna caprichosa,
brazos de verde papel,
garras de furor y hiel
como los versos mismos,
tus pétalos de metáforas, rojos.
Al sol que más calienta ruegas
para sobrevivir a tus despojos.
Sabes que eres frágil, pero lo niegas...
Rosa al fin, perfumada,
bella, alada...:
Elegante y mentirosa.
MANUEL MILLÁN CASCALLÓ
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