Tener el mando, el control, es el símbolo del poder absoluto... Abrir o encender la televisión, el aire acondicionado, la casa domótica, el ventilador... mi entorno, la sociedad, la ciudad, los mandatarios, los banqueros, el conferenciante latoso, el amigo insoportable, los necios... poder borrar todo cuanto nos molesta, no nos importa o es importuno y abrir la ventana a la diversión, al juego, a la Realidad interesante, hipnótico, para contemplar la belleza y no es grato parece el abracadabra imprescindible para tener el control de uno mismo pero, a base de darle al botón y sumergirse en la droga de encender y apagar, de zappear en nuestra ventana nos vamos empapando de la banalidad y la superficialidad de cuanto concurre en el mundo global y a hundirse empapado de lo intrascendente y abandonándonos a nosotros mismos para empatizar en la nonada del Sistema y acabar, vacío de ti mismo, formando parte de ella.
Nadie como el mando que encabeza mi caligrama simboliza a la sociedad global actual, abducida de paraísos puramente formales e histerizada de subjetividad del Sistema, un consumidor ideal para consumirse a sí mismo en la vorágine de la cotidianeidad que nos envuelve... Tener el mando es el símbolo perfecto de quien cree tener el control de su mundo ignorante completo de que es así como el mundo, el entorno y el mundo global te controla y te convierte en mímesis de su dictado y de su tiranía... Sin él crees que no eres nadie ni nada, pero, muy al contrario, es con él cuando no eres nada y dependes de él para autoalimentar tu sensación de amo el mundo para ser en realidad, solo dueño de un mando de vigencia condicionada, limitada y abocada a la obsolescencia programada del Sistema y del Mundo Global. Un perfecto ignorante, un borrego para mantener al poder, a los poderoso y al Sistema donde está y con quién está, mientras tú te has convertido en el tonto útil que ellos desean, rey de un mundo que empieza y acaba en ti mismo. Algo que descubrirás plenamente cuando desaparece la energía de tu preciosa casa domótica y quedas atrapado en ella, sin poder salir (o entrar, si estás en ella), ratón en tu ratonera...
MANUEL MILLÁN CASCALLÓ
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