El subconsciente intuye laberintos que la realidad ofuscada aboca... Historias que se enlazan acumulando confusas imágenes en movimiento, palabras lapidarias hechas versos, imágenes estáticas que huyen de su contexto para interpretarse en símbolos, cuerpos metamorfoseados urgidos de la profundidad de los sentimientos y las sensaciones que se buscan a sí mismas... manos que retuercen su sentido y se declaran para hallarse a sí mismas en mí mismo como un espejo de todos... En este caligrama de recorrido en el que imágenes exentas, poemas en cartelas, caligramas en sí mismo y estrofas se articulan en un grito... Sugiérete a ti mismo llevado de imágenes y palabras y hallarán también en ti tu sentido...
El vertical siguiendo el orden vertical. Nace primero como imagen que se espeja en palabras en la primera y ya caligrama yacido en el suelo lanza su dardo para cruzar la diana de una rueda de molino y enlazar con el caligrama de la mano-hombre o del hombre-mano danzarina en su dolorido esperpento, en potencia atenazada en su dinamismo de estatúa, sigue en la estela lapidaria que le sustenta y hace de peana, hasta ascender vertical en su escalera celeste atrapada en la piedra, y humano ya... saltar a la izquierda en un poema exento que plantea la historia como un hallazgo furtivo y casual y polantear lo anterior como una carta ilustrada por las sensaciones que ella despierta en mí, atrapada por la sensibilidad emocional del instante o consciencia de que esta no era más que el reflejo de mi yo atrapado en el mundo que me rodea y su proyección futura...
El poema, mi poema, reza así:
El tiempo se agolpa,
en su péndulo, formas...
Si eres mujer, la danza
suma siluetas equívocas:
Sangra... profundidad.
Apunta el índice al cielo
CADÁVER, ATAÚD rotula
y enlaza soles cilíndricos de Diana:
- Quién hallará entre la sangre derramada
díscola cabeza,
cuerpos torturados que buscan
cielos diseñados...: Sus destinos?.
Vaciado estás y bailas tu destino.
Esbozas el dibujo de tu vida aciaga,
deforme ensoñación,
mientras escupes palabras.
Es esa tu oración
deslavazada...
en cuatro espejos
se pronuncia
frente al espacio en blanco...
Desde los tiempos viejos
se nos anuncia...
Formas o silencios,
pausas o latidos,
viento...
Y sigo siendo yo,
insecto
y rana,
lagarto...
Sí, también humano...
Sobre las piedras
encontré
los rasgos de una carta
trepadora como la hiedra.
Lo demás me dictó la fe
y los surcos de los estragos
que la vida aró a surcos
en su día y en su hora...
Así fiel retrato los muros,
los que encierran en la prisión
de sus secretos vanos
cual lo dicta el corazón
MANUEL MILLÁN CASCALLÓ
La introspección de uno mismo nos lleva del arcano origen en su laberinto tobogán por su evolución desde el común de la célula inicial al humano individual que ahora reconozco como inmersión de nuestros estados anteriores... insecto, rana, lagarto... y también ahora, preso en mis muros, mis límites
que me reconocen en lo que soy en mi constricta esencia de mi menudencia... yo, sin oropeles, uno más perdido en la inmensidad del mundo entorno y de mi propio mundo haciéndome al deshacerme como un azucarillo hasta mi propia destrucción...
MANUEL MILLÁN CASCALLÓ
No hay comentarios:
Publicar un comentario