Teme a los que alardean de Democracia y no cumplen la ley, a los corruptos insaciables que jamás admiten sus culpas, a los que alardean de libertad de expresión y solo admiten la suya, a los que convocan referendums con equívocos y a los que se niegan a ellos y a los que se creen en posesión de la verdad y mutilan cuanto les critica o no opina como ellos, a los suprematistas que no saben reconocerse a sí mismos... El tiempo ha demostrado cuanto abundan todos ellos y cuanto ansían el poder de ilegalizar al opositor o simplemente al que piensa autónomamente y eno creen en las verdades únicas...
Caligrama y poema van en esa dirección y la expresión más evidente de ellos es la voraz tijera inquisitiva. Y el miedo y la inseguridad son la coartada perfecta para que su azote exista en cada lado del damero ideológico y social.
Así reza mi poema:
Tú di, que yo recortaré a mi gusto...
Redoble de poder y de conciencia.
De censurar y reprimir la esencia
esculpo la verdad de miedo y susto
y arranco lo que me coge a disgusto
o altero a mi capricho su presencia.
La excusa es afirmar que es indecencia
decir lo que se quiere y siempre a gusto
y a la querencia pongo lastre y freno
aupando la mesura rpresora
a gusto del poder, el día y hora
y que todo me suene a agradable y bueno.
Cortar, cortar, correr tupido velo.
Ciego al Infierno, sólo pinto Cielo.
MANUEL MILLÁN CASCALLÓ
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