Como dice la marca de este macabro y tétrico, pero veraz reloj, el tiempo y la vida se equiparán para indicar la relatividad del paso del tiempo en su percepción individual. Nuestra vida es el tiempo en que la transitamos y el tiempo transitado conforma nuestra propia vida, como computo, como experiencia, como tránsito y la percepción relativa es la que alarga o encoge la percepción del tiempo como una esencia elástica, lenta en la espera y en la ansiedad de que ocurran los deseos y anhelos o que en la percepción del sufrimiento y lo indiferente, cuando deseamos que acabe o que no exista, lento es en la infancia y en la madurez ante las rutina; rápido, fugaz, eléctrico, frenético ante el disfrute y el goce como en la percepción de la vida ante el tiempo ya vivido cuando alcanzamos la madurez y vivimos el deslizante tránsito de la vejez hacia el abismo de la demencia o del olvido en ella.
Caligrama y poema, poema y caligrama, mi caligrama y mi poema representan la aguja horaria del reloj como el húmero de nuestro propio esqueleto y el minutero como cúbito, radio, carpo y metacarpo y las falanges de nuestro cuerpo como un brazo que recorre el tétrico reloj de nuestra vida... El brazo en su capacidad de flexión y movimiento para toma, en la hemiesfera visible lo que nuestra vida nos da y perderlo, gastarlo en la hemiesfera no visible... Un continuo tránsito de hacerse y deshacer hasta anquilosar su movimiento definitivamente.
La imagen compone la percepción simbológica y al brazo añade los números horarios de la hemiesfera y el poema la convierte en palabras. La marca de nuestro único reloj soy yo y tú y cada uno de nosotros, la vida en sí misma, que coincide con el título de poema y caligrama y refleja nuestra vida como un tránsito por el mundo terrenal...: La Vida y el Tiempo como un ente simbiótico en lo individual, igual en su proceso común para todos los que existen y único y particular para cada uno de los que viven en ese tránsito del ser engendrados, nacer, vivir creciendo y haciéndose y deshaciéndose para morir, completando nuestra vida y nuestro tiempo que se prolonga en la putrefacción del cuerpo hasta su mineralización o/y su inmersión y conversión física en el suelo y sedimento de su entorno, como memoria y recuerdo en quienes compartieron nuestra vida, la memoria que prolongan estos en los que nos su8ceden o la que deja nuestra obra hasta nuestro definitivo olvido...
MANUEL MILLÁN CASCALLÓ
No hay comentarios:
Publicar un comentario