El pictocaligrama presenta un carro de la compra desbordado de contenido... Sobre él, una saco de dormir liado con una cuerda, Carro y sombra en el suelo aprovechan las sombras para convertir el simbolismo visual en poema, mi poema. La vida es lo que arrastramos (vivencias, emociones, recuerdos, ideales, conocimientos aprendidos, experiencias, goces, dolores, torturas...)... Nosotros somos lo vivido, lo aprendido, lo experimentado... nuestro bagaje adquirido en el transcurso de lo vivido... El carro que nos acompaña, en el que acumulamos lo recibido y extraemos lo usado, lo regalado... Allí donde vamos, nos acompaña... Es nosotros mismos... Desbordado de recuerdos y memorias pero desvencijado del tiempo acumulado y de uso.
El poema se inicia y se lee, como un escrito... De arriba hacia abajo. En los recovecos de la vida se esconden los pedazos de sí mismo, soy el envoltorio que ves (el carro) pero el contenido que lo ocupa de vivencias...
Arrastramos nuestro carro como a nosotros mismos por las infinitas calles de la vida y por los infinitos caminos porque somos uno y esencialmente el mismo.
MANUEL MILLÁN CASCALLÓ
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