Si algún animal representa como nadie el papel depredador del hombre son las ballenas y su predecible extinción a manos nuestras simplemente por osar a ser un gigante hipnótico para una especie que ha vivido toda su existencia queriendo demostrar que era el amo de todo; si algún animal representa la ceguera de la especie humana ante el daño que ocasiona a la Naturaleza, como la conduce a la muerte y con ella la de todo el Sistema Solar, es la ballena... pero podrían ser mucha más... Ciego ante la enormidad de la Naturaleza del Planeta, se ha creído poseedor de una inteligencia superior y por ende, divina y una superioridad ante cuanto y cuantos le rodean, que incapaz de superar su egolatría y megalomanía ha explotado el presente sin pensar si tenía límites que diesen al traste con Todo y con todos y aún encontrándolos, sigue pensando que la Tierra es inagotable... El ser que proclama su inteligencia ha demostrado ser el más estúpido y monstruoso de cuantos habitan la Tierra... Cumple así el refrán tan castellano Dime de que alardeas y te te diré de que careces... Este ser que no tiene abuela, que inventó a Dios a semejanza suya para justificar sus desmanes contra Todo y contra todo para gozar del presente sin pensar en el futuro ni que la destrucción de todo era la destrucción de sí mismo para un ser que alardeaba de conocerlo todo y dominarlo todo y resultar que ni siquiera comprende que la existencia de la Naturaleza se basa en un equilibrio y reeequilibrio constante de elementos y componentes, un equilibrio que la especie humana ha roto y acelerado hasta el infinito en los últimos 60 años en los que ha pugnado por una comodidad sobrehumana y un consumo sin freno para el goce de unos pocos, los más ambiciosos, los más caprichosos, los más engreídos, los más poderosos, los más locos, los más egoístas y en definitiva, los más estúpidos y los más humanos en el verdadero sentido de la palabra que en nada coincide con los principios de La Declaración Universal de los Derechos Humanos.... Toda una declaración de principios de lo que debería ser y nunca ha sido ni nadie ha cumplido...
La imagen de mi caligrama, presenta un rourcal azul en primer plano y otra, lejana, en segundo plano, sumergida en las profundidades marinas (el medio que le dio la vida a la Tierra y a quienes la habitan y el que más hemos explotado y llenado de desperdicios indestructibles y perniciosos: letales). Las corrientes internas, cual si fuesen olas la surcan y ellas y la ballena son las portadoras del poema, mi poema de denuncia que reza así:
Vencí al tiempo, volví al agua,
vencí al hambre con lo diminuto.
Migre de polo a polo, maticé el sonido,
sobreviví a los arponeros
que del ballenero
saltaron a la barca,
pero la técnica ha sofisticado
con el sonar, los arpones explosivos
mi caza masiva y un mar venenoso
y cargado de residuos y trampas
HAN PODIDO CONMIGO:
ESTOY CONDENADO
como lo está toda la Tierra y los que la habitamos
y el hombre es un loco egoísta que se cree Dios
y no sabe que es un monstruo despiadado
que ignora que el Mundo es finito
como todo cuanto existe
y que no es capaz ni de convencerse a sí mismo
y menos a sus semejantes...
Se ha creído dueño de todo
y no sabe que, al contrario de lo que piensa,
es esclavo de todos,
empezando por sí mismo.
Ignora que está ciego
y que es un necio
que se cree sabio
y no sabe gran cosa
MANUEL MILLÁN CASCALLÓ
El poema es, por tanto, una reflexión sobre el hombre y su visión del Mundo y de su papel en él como de su irrefutable culpabilidad intencional como negligente del planeta que habita: la Tierra, como de todos los que la habitamos... (Primero se hizo Rey de todo y así alcanzó ser definitivo Rey de Nada, siquiera rey de sí mismo).
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