viernes, 6 de julio de 2018

SUEÑO ICEBERG

Como una predicción, te sueño, anclado en la nada y sin nexos, asomas por mi ventana como una ensoñación, un Frankenstein con trozos de lo factible que conozco, pero en la concreción, no existes por mucho que te enredes de palabras de mis versos esparcidos por tejados y muros de las casas y grabes el marco de la ventana y la pared que lo aprisiona y hasta los flecos de las nubes aborregadas. Te pareces a mil pueblos o al pueblo que yo habito y hasta conservas retazos y recovecos de él, pero no eres este ni ninguno en concreto sino uno de esos pueblos donde habitan las gentes encarceladas en su casas y las calles, que no existen, deshabitadas hasta de las sombras y fantasmas humanos que acribillan el presente de pasado y amueblan el futuro de la nada de antaño. Sus gentes, nacieron muertas y la única carretera que se acerca a los edificios, muere en el precipicio infinito del horizonte.

Hasta la nube es un fantasma inmenso de algodón impenetrable y quien lo habita es un ser sin rostro, ni cuerpo ni sombra.

Caligrama, poema y comentario de MANUEL MILLÁN CASCALLÓ

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