El deseo aboca sus delirios, de la obsesión del tiempo, con su reloj tirano, surge el cruce del instante, delinea los ritmos peripatéticos del subconsciente y de su péndulo oleaje surge el dedo dictador que va delineando, imperceptible, el vuelo de una historia, de aquí a allá sus sensaciones revolotean en palabras y sintetizan las obsesiones carnívoras en cuerpos cuya escritura esculpe el armazón de las palabras y las imágenes desnudas de lo deseado, mujer porque soy lo que soy y porque lo soy supone mi deleite deseado y nunca alcanzado para huir zigzagueando de potencias deletéreas inabarcables. El viaje el un pulso, un péndulo donde consciente y subconsciente hacen colisionar reflexiones intelectivas, sensaciones y sentimientos para construir la escultura del instante. El deseo se caricaturiza a sí mismo antes de despertar de su imposible y acaban retratándote en la urgencia de ti mismo... pero subyace el esqueleto, el armazón de lo anhelado y nunca conseguido... Al fin y al cabo, también es un propósito que colisiona con la realidad en su propia negación que no es más que la tuya. Esa que te hace humano que vomita sus represiones en la imagen y en el poema retratado.
Esta línea de caligrama de recorrido que fusiona el poema con el ritmo zigzagueante del pulso armónico de las sensaciones y se articulan a la imagen o cadena de imágenes no dejan de ser también una síntesis de escritura caligramática automática y ya la he mostrado más de una vez como contraste a la obsesión metódica y realista de otros caligramas, pictocaligramas y pictogramas caligramáticos.
La pluma, el bolígrafo o el rotulador esquía su ritmo por el papel sin separarse de él, como una bailarina peonza, capaz del vértigo de la rotación y la traslación de los planetas, sus satélites y los astros que los imantan de su luz inspiración, como capaces de zigzaguear el oleaje del pulso armónico del sentimiento como incapaces de saltar perdiendo contacto con el delirio del impulso que le obsesiona y ata al instante... Es otra línea factible de la sensación haciendo de motor de la inspiración subconsciente liberada de lo consciente y entregada al espasmo de los instintos sensitivos. Una antítesis necesaria de mi otro yo metódico hasta la obsesión... El abstracto y lo concreto figurativo no son incompatibles, porque, en lo segundo, la abstracción del poema se diluye en la imagen que lo simboliza. La síntesis intelectiva fusionada al subconsciente se ha sintetizado en la imagen cuando aquí lo hace en el trazo liberado y en la confusión laberíntica de las líneas que danzan vertiginosas y se entrecruzan... Es una inversión de caracteres que complementa a su opuesta. Tan yo como su opuesta.
Aquí tendrás que crear y dejarte llevar por el ritmo de las líneas para descubrir que puede haber empezado por cualquier parte pero te deja meridianamente dónde acaba...: en la expresión que resume el recorrido...: Risible desnudo ante su propia realidad...
La reflexión intelectiva acaba siendo la síntesis a la que aboca la obsesión liberadora del delirio subconsciente.
MANUEL MILLÁN CASCALLÓ
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