domingo, 21 de junio de 2015

EVA, ANGÉLICA, ÍGNEA, ETERNA...


Esta Eva, sin duda caligrama, es todas las evas y ninguna concreta, un infinito colectivo que lo mismo podría encajar con una mujer mediterránea, nórdica, eslava, germánica, hindú, africana, amerindia, indonesia, papú, china, coreana, árabe, esquimal... es todas y ninguna concreta, es blanca como puede ser negra, cobriza, amarilla... pero es madura, equilibrada y sinuosa y, de ser una donna angelicata, podría ser ingenua y vital, pero nunca adolescente e infantil, porque es mujer en todos los sentidos y pudiera o no ser madre y esposa y viuda y divorciada y prometida y separada... No renunció a la vida ni a la Tierra, ni a los placeres mundanos para perseguir entelequias celestes, ni cayó de un guindo y se enamoró de un fantasma de cuento (aunque cuando lo hizo y lo sintió o siente, seguro que lo sintió perfecto y sobrehumano como ninguno, sea hombre o mujer, lo somos, lo fuimos ni lo seremos nunca) y puede ser ejecutiva, profesora, dependienta, obrera de una fábrica, minera, conductora de camiones, agricultora, pastora, locutora, cocinera, camarera, stripper, enfermera, doctora, jueza... no tiene edad concreta, ni rostro definido (salvo el que tú le pongas), y ser decente, indecente, amoral, escéptica, atea y hasta beata, pero es mujer, hipnótica, sinuosa y definida y su tendencia sexual pudiera ser cualquiera como su religión, su tendencia en hábitos, gustos, ropas, su oficio, su pensamiento y su color preferido... Cuando se canta a la mujer y no se piensa en una concreta, todas pueden pasar por ese estatus, poseerlo y abandonarlo por otro venerable, tan digno de elogio como este, pero patentemente distinto y distintivo.

Non hay truco en el poema que lo conforma. Fija el rostro en las cejas, los ojos, la boca, el perfil de la cara, el cabello, las sombras como quien acaricia su cuerpo y con él la belleza implícita y magnética que posee y añade tus sentidos para hacer de mi poesía la tuya propia... Así podrá ser esa mujer todas las mujeres como la que adoras, seas hombre o mujer, pero, sobre todo humano, sensible, sensitivo y definitivamente, lírico

MANUEL MILLÁN CASCALLÓ

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