Tras las últimas selecciones municipales y autonómicas, asoma en nuestro país un rayo de esperanza contra una crisis no solo económica, sino más bien de valores éticos y de falta de humanidad por parte de los que gobiernan en España, en Europa y en el Mundo... Quizás pueda diluirse la arrogancia
y el menosprecio de los poderosos con la gente de a pie. La corrupción, el desprecio ha sido tanto que han acabado pagándolo como merecían, y aún ha sido poco, pero se les ha acabado el pasar el rodillo y el menospreciar a todo y a todos, la corrupción galopante, la mentira sin escrúpulos y el ordeno y mando oculto de democracia... Sólo queda dejar claro que la deuda de este país está en Suiza, Andorra y las Islas Caimán y que ellos y los banqueros y grandes empresarios son, sobre todo, los intencionales provocadores de una deuda que han hecho pagar a todos cuando era solo suya y pérfidamente suya... Así salimos del pozo, de la sima en que los poderosos nos han sumido y conducido para su exclusivo provecho y para felicidad de su insaciable ambición y falta de escrúpulos, con cara alegre. Soy yo, pero son todos, y por eso puede tener una cara que no es la mía, pero es de todos, un K, que identificaba a Kafka, pero era todos y cada uno de las víctimas de un Sistema, como muestra la imagen del caligrama, como símbolo universal, y así y con él marcamos las guías del poema, mi poema, que lo compone:
Tras de la bruma, arden lanzas de luz,
saetas, dagas que traen la esperanza,
fundidas al dolor, la mezcolanza,
dispara dardos, hierve la testuz;
La razón y el ánimo y su avestruz,
buscándose en los giros de la danza,
despiertan los sentidos, su semblanza,
un proyectil que huye de su arcabuz,
devora el viento y hacia el blanco corre,
carnívoro de la felicidad.
Distancia, urgencia en su voracidad,
no hay enemigo, castillo, ni torre
que puedan detenerla en su camino,
describiendo con él mi propio sino.
MANUEL MILLÁN CASCALLÓ
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