Desde la misma obsesión de una época que destruye cuanto a sus ojos y manos llega, Ícaro sueña de nuevo con volar y huir hacia una realidad libre de banqueros, de precios, de políticos y de empresarios ambicios hacia cualquier espacio y a cualquier cielo libre agonías,de obcecaciones terrestres y globales del siglo XXI, solo o acompañado de cualquiera o de todas las víctimas del capitalismo voraz, injusto y caníbal que nos nonada.
Poema y caligrama se funden en la huída a los espacios etéreos... Por encima de la Tierra o, más allá, en la negrura y el vacío que niega aquellos que andan disfrazados de hombres, de seres humanos, y jamás lo fueron... Hasta de niños jugaban al Monopole y soñaban con ser dueños del Mundo, de todo y de todos...
¡Líbrenos Dios de tamaño pecado!...
MANUEL MILLÁN CASCALLÓ
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