Y siguiendo con las Venus Paleolíticas, con las Madonnas que representan a la Diosa Madre, la Tierra en sí misma, y la fertilidad de la Tierra, de las mujeres para perpetuar la especie, de la Tierra para ser feraz y de los animales que la puebla para ser igualmente fértiles, aquí tenemos el caligrama que retrata la segunda Venus y aquí, más allá de la figurilla conservada en el Museo de Brno, tenemos también la sombra, indicadora de la oscuridad de la cueva donde se halló y el nexo mágico propiciatorio integrado en el caligrama como contorno
de la estatuilla.
Mi poema, que compone el caligrama, incide en los aspectos propiciatorios de la fertilidad en todos los grados mencionados, en su carácter relacionado con la sensualidad y con el enigma de la mujer representada (una concreta, todas, en una edad determinada o en una ceremonia concreta o del simple hecho de la maternidad), pero como la anterior, grávida y mostrando, quizás un estado de belleza, o el estado de naturaleza preferido en la mujer... y quizás el que determina su poder social en aquellos remotos clanes del Paleolítico Superior que ya han demostrado conocer, más allá del fuego, las artes de la caza y la habilidad para construir instrumentos de caza y pesca, percusión, grabado... Conocer la Muerte y la Vida, con sus ciclos vitales, el poder de la fertilidad como sustentador de su mundo, la religión y el culto, la magia, el arte, el poder y desgraciadamente, la competencia y la guerra y quizás hasta el lenguaje escrito en los signos que acompañan a las representaciones figurativas y perfectas de animales... El ser humano, en cambio, sigue siendo un enigma sustentado por el tabú... su figura carece de rostro, de personalidad, y sus formas, al contrario que las perfectas de los animales, aparece aquí caricaturizado, deforme, estilizado exagerado... una dramatización de lo que se busca que, desde luego, no es el retrato, quizás porque éste se asociaba a dominar la imagen representada concreta. El individuo se somete al clan y el clan al poder de los expertos en cada tarea...:
El poema que compone el caligrama reza así:
Rostro de enigma,
pero mujer sin duda.
Madre divina,
hambre desnuda...
¡Perderte sí sería un estigma!.
¡Tenerte!: Bendición
que discrimina
entre tenerte o no...
La vida se columpia caprichosa,
Madre diosa,
Madre divina.
Para vivir no existe otra cosa
que tus formas
y el cetro varonil en tu diana.
Promesa de futuro,
tu ventana,
ese pozo profundo y oscuro
que promete tu vientre maduro.
MANUEL MILLÁN CASCALLÓ
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