Entre el caligrama y el pictograma caligramático, el poema se expande por el contorno y los pliegues de velo y vestido de ambas mujeres musulmanas para dejar el dibujo al fondo de la imagen. La visión es exacta, dos mujeres cubiertas con un velo integral, semitransparente en un caso y traslúcido en otro, que permite a ambas mujeres ver el mundo en penumbra sin ser visto su rostro y, de hecho, su figura para los demás. Es decir, ataviadas con burkas y no con nikhads (aunque poca diferencia haya). El poema se centra en el sentido de tales atavíos, con una visión evidentemente influida por la cultura occidental y llevada a voz (o escritura) y dibujo por la fusión de la razón con mis propias emociones y sentimientos. Presenta a ambas como fantasmas de sí mismas, negadas en su identidad y, por supuesto, en su feminidad y como sumusión al hombre (varón) y a su cultura, acusando más a éstos y a una iglesia radicalizada, que no a la propia religión musulmana, de su radical atavío. En una cultura dentro de un marco general semítico en donde la influencia del judaismo no es ajena a la misoginia, la mujer es postergada en pos de una visión tabú del sexo y la sexualidad, en donde la mujer no es sólo la tentadora que arrastra al hombre al pecado sino el pecado en sí misma como tentación del hombre. El poema es claro en la definición y en los matices. Negada a sí misma en su condición de mujer, es obligada a esconder su condición y negar su rostro (siquiera su mirada) y su cuerpo por completo, convirtiéndose en un ser humillado y culpable sin conocer realmente cual es su culpa.
Es el reflejo de una mentalidad arcaica, tribal, misógina, tópica y atávica.
Ahora bien, poema y caligrama fueron creados a principios de mayo del año actual, como reflejo de uno de los muchos mundos abocados a la miseria, a la desigualdad o al abuso, nunca en la vida defiende una visión tan radical como la dequien obliga al uso de tales prendas como supone la politización del tema del uso del burka y el nikhad para prohibirlos en lugares públicos y que defienden partidos de catalanismo radical (y fascista) o el PP y Convergencia (y con el que han coqueteado también, según el municipio, PSC y ERC, pidiendo, incluso que se haga una ley al respecto). El reconocer las evidentes condiciones de humillación moral (siempre bajo nuestra visión, y aquí nadie es Dios ni Alá para creerse con derecho definitivo a juzgar y condenar las creencias ajenas) no son ni serán nunca condiciones suficientes para la prohibición de nada. Sino piensen que les estaríamos dando razones para que nos obliguen a vestir como ellos en sus países (y no ya en las mezquitas sino en cualquier lugar público).
Es verdad que daña los ojos, la razón, y los sentimientos, pero la prohibición sólo servirá para añadir más humillación a la condición de la mujer en casa de un radical, que aprovechará para impedir que siquiera salga de casa, y llevará a los radicales occidentales a prohibir y perseguir todo tipo de velo o pañuelo, que no ha mucho era de uso común en nuestro propio país). Además, es más que peculiar hacer una ley para un número insignificante de personas, no sólo dentro de la población, sino incluso dentro del núcleo musulmán que la habitan. Es verdad que siempre es más conveniente seguir el refrán: Allí donde fueres haz lo que vieres... pero piensen que, por la misma regla de tres, ellos también podrían aplicarlo con nosotros aplicando exactamente el mismo rasero.
El poema es un reflejo de mi opinión y, si esta señala la condición que estas prendas suponen, también parte de una sensibilización racional. No estoy ni estaré jamás de acuerdo con prohibir (no ha mucho uno no podía ir a los bailes de fiestas mayores de nuestros pueblos sin traje ni corbata, en pleno agosto...: ¿No es eso igual de ridículo?...). Sí, ya sé no es una humillación, pero sí es una tradición como lo era el vestir trajeado. Las tradiciones son atávicas y sus razones opacas: siempre se hizo así... Logremos que no sea así por el convencimiento y no por la prohibición, la imposición, la segregación y hasta la xenofobia (que esconde el si no aceptan y se acomodan a lo que hay, que se vuelvan a su casa, que es una manera de esconder el yo no te acepto porque no eres como yo, no eres de mi sangre y mis creencias y, si te quedas, será acatando lo que yo y los míos te digas y, a sabiendas que, aún así, serás mi esclavo y nunca te consideraré mi igual y mucho menos del pueblo, de la comarca ni catalán...: porque eso es lo que quiere decir también una ley de ese tipo lanzada sobre una comunidad como amenaza de haber conseguido con ello una buena excusa para expulsarlos por ser proscritos fuera de la ley)...
Dicho esto, centrémonos en el contenido del poema:
Es el reflejo de una mentalidad arcaica, tribal, misógina, tópica y atávica.
Ahora bien, poema y caligrama fueron creados a principios de mayo del año actual, como reflejo de uno de los muchos mundos abocados a la miseria, a la desigualdad o al abuso, nunca en la vida defiende una visión tan radical como la dequien obliga al uso de tales prendas como supone la politización del tema del uso del burka y el nikhad para prohibirlos en lugares públicos y que defienden partidos de catalanismo radical (y fascista) o el PP y Convergencia (y con el que han coqueteado también, según el municipio, PSC y ERC, pidiendo, incluso que se haga una ley al respecto). El reconocer las evidentes condiciones de humillación moral (siempre bajo nuestra visión, y aquí nadie es Dios ni Alá para creerse con derecho definitivo a juzgar y condenar las creencias ajenas) no son ni serán nunca condiciones suficientes para la prohibición de nada. Sino piensen que les estaríamos dando razones para que nos obliguen a vestir como ellos en sus países (y no ya en las mezquitas sino en cualquier lugar público).
Es verdad que daña los ojos, la razón, y los sentimientos, pero la prohibición sólo servirá para añadir más humillación a la condición de la mujer en casa de un radical, que aprovechará para impedir que siquiera salga de casa, y llevará a los radicales occidentales a prohibir y perseguir todo tipo de velo o pañuelo, que no ha mucho era de uso común en nuestro propio país). Además, es más que peculiar hacer una ley para un número insignificante de personas, no sólo dentro de la población, sino incluso dentro del núcleo musulmán que la habitan. Es verdad que siempre es más conveniente seguir el refrán: Allí donde fueres haz lo que vieres... pero piensen que, por la misma regla de tres, ellos también podrían aplicarlo con nosotros aplicando exactamente el mismo rasero.
El poema es un reflejo de mi opinión y, si esta señala la condición que estas prendas suponen, también parte de una sensibilización racional. No estoy ni estaré jamás de acuerdo con prohibir (no ha mucho uno no podía ir a los bailes de fiestas mayores de nuestros pueblos sin traje ni corbata, en pleno agosto...: ¿No es eso igual de ridículo?...). Sí, ya sé no es una humillación, pero sí es una tradición como lo era el vestir trajeado. Las tradiciones son atávicas y sus razones opacas: siempre se hizo así... Logremos que no sea así por el convencimiento y no por la prohibición, la imposición, la segregación y hasta la xenofobia (que esconde el si no aceptan y se acomodan a lo que hay, que se vuelvan a su casa, que es una manera de esconder el yo no te acepto porque no eres como yo, no eres de mi sangre y mis creencias y, si te quedas, será acatando lo que yo y los míos te digas y, a sabiendas que, aún así, serás mi esclavo y nunca te consideraré mi igual y mucho menos del pueblo, de la comarca ni catalán...: porque eso es lo que quiere decir también una ley de ese tipo lanzada sobre una comunidad como amenaza de haber conseguido con ello una buena excusa para expulsarlos por ser proscritos fuera de la ley)...
Dicho esto, centrémonos en el contenido del poema:
Fantasma soy, pozo de olvido, abismo.
Mi negación está escrita en mi velo.
Aquí, en la sumisión, vetado cielo,
construyo mi castillo de altruismo.
Mi negación está escrita en mi velo.
Aquí, en la sumisión, vetado cielo,
construyo mi castillo de altruismo.
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