La imagen de un caligrama puede ser más o menos compleja, como sí lo es la de un pictograma caligramática, o, por el contrario, sencilla, pero en ambos casos, debe se sugerente. Aquí se cumple lo segundo, es sencilla y sugerente. La sombra de los amantes, construida en poema con su propio amor, compartido por ambas sombras, se proyecta alargada y deforme apuntando al infinito, con ambos amantes proyectados como lo que son, dos personas pero un único sentimiento fusionado en su amor. Los amantes no tienen rostro más que para sí mismos, para su amada, para u amado, para los demás son una entelequia, un cuerpo conjunto, una sombra común que proyecta su amor al suelo que hollan y a todo cuanto se relacionan.
Para leer el caligrama, sígase la norma, empiécese por la figura de la izquierda y léase de arriba a abajo y páses luego a ella siguiendo el mismo proceso.
Así nos dice el poema:
Para leer el caligrama, sígase la norma, empiécese por la figura de la izquierda y léase de arriba a abajo y páses luego a ella siguiendo el mismo proceso.
Así nos dice el poema:
Sombras me alargan como una amenaza.
La prisión distorsiona mi figura...:
Soy gigante
que te indica y te señala.
Sí.
Mi voz te llama a mí.
No huyas vergonzante.
Sí.
Amante.
amor,
amado...
No me estés tú distante,
amado,
amor.
Mi voz te llama,
suplica tu mirada,
te busca eternamente.
Amor,
amado.
Ahora y siempre.
Amor,
amado.
MANUEL MILLÁN CASCALLÓ
La prisión distorsiona mi figura...:
Soy gigante
que te indica y te señala.
Sí.
Mi voz te llama a mí.
No huyas vergonzante.
Sí.
Amante.
amor,
amado...
No me estés tú distante,
amado,
amor.
Mi voz te llama,
suplica tu mirada,
te busca eternamente.
Amor,
amado.
Ahora y siempre.
Amor,
amado.
MANUEL MILLÁN CASCALLÓ
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