El caligrama presenta a mi perra, Baghera, cuando era una tierna, eléctrica y juguetona cachorrita de cuatro meses con un fondo natural de matorral retratada en Herbasabina, la población abandonada del Boumort, en el Pallars Jussà. Sorprende ver que, a pesar de ser el primer caligrama empezado y el primer poema dedicado a ella, su resolución definitiva es muy posterior al Baghera 2 que apareciera en mi blog mucho antes, pero la respuesta es tan sencilla como evidente: el largo poema que aparece reflejando su figura precisaba de una colocación determinada y eso dilató su factura largo tiempo, dilatación a la que colaboró, sin duda, la rutina del trabajo y la interpolación de otros caligramas menos complejos y de más rápida factura.
Es por demás innecesario exponer el larguísimo poema que lo confecciona y da forma, pero puede resumirse que versaba sobre su demoledora viveza de cachorro y las mil perrerías que por edad le correspondían. En esa viveza eléctrica residía también su belleza, su alegría y su hipnotismo. Una vitalidad inolvidable y digna de ser vivida y disfrutada como Dios manda, a pleno pulmón y en sana vivencia.
El poema forma parte del poemario Paisajes y contextos, que toma al Pallars Jussà y especialmente a Vilamitjana y a la Conca de Tremp como epicentro temático.
Es por demás innecesario exponer el larguísimo poema que lo confecciona y da forma, pero puede resumirse que versaba sobre su demoledora viveza de cachorro y las mil perrerías que por edad le correspondían. En esa viveza eléctrica residía también su belleza, su alegría y su hipnotismo. Una vitalidad inolvidable y digna de ser vivida y disfrutada como Dios manda, a pleno pulmón y en sana vivencia.
El poema forma parte del poemario Paisajes y contextos, que toma al Pallars Jussà y especialmente a Vilamitjana y a la Conca de Tremp como epicentro temático.
MANUEL MILLÁN CASCALLÓ
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