martes, 8 de diciembre de 2009

TIENE MI VOZ EL AIRE HECHO ROSTRO

Éste caligrama que, además es la carátula de mi blog, aparece en Constancia de mí que habita en el vértigo remolino, que forma parte de mi poemario Ciudad ente la bruma impertinente, representa un móvil (un celular que dirían en hispanoamérica) y con él la disensión entre la tecnología de la comunicación y la falta de comunicación del ser humano en una sociedad urbana, masificada, deshumanizada y maquinizada como la actual. Es el símbolo de la imperiosa urgencia, de la innegociable e inquebrantable necesidad del hombre por sentirse escuchado por alguien externo a la conciencia que le encierra como individuo. Su esquema laberíntico simboliza el mismo laberinto urbano que nos atrapa en nosotros mismos, en un mundo aprisionado en su rígida monotonía de rutinas. Atrapados en una sofisticada realidad creemos, necesitamos creer que somos oídos, escuchados, comprendidos por alguien ajeno a nuestra prisión (nuestro cuerpo, nuestra mente, nuestro subconsciente y nuestro consciente), pero nos engañamos... Nuestro interlocutor quizás nos oiga, pero tampoco nos escucha. Somos un grito desesperado lanzado a la nada, un ancla que busca el sedimento imposible en la inmensidad marina y que no encuentra su sentido ni su sostén.

El poema comienza con un grito desesperado surgido de mi interior...: Tiene mi voz el rostro hecho aire... Se desliza como un grito sin respuesta diseñando de soledad el contorno del móvil cual si fuese el ataúd de mi soledad, rodea la pantalla sin poderse asomar a ella, y en la misma soledad, se ve enjaulado en el teclado que atrapa una declaración de principios en la disensión entre mi mente y la voz que habla y responde en el móvil... Mi voz no es oída, tampoco la de mi interlocutor que me habla, atrapados ambos en la comunicación sin contenido ni nexo... ¡Lo único que necesitamos!... Sentirnos simplemente escuchados, tampoco se produce y surge así el sentimiento de vacío e incomprensión mútua entre ambos interlocutores... Yo y quien me llama, quien me llama y y yo: yo y mi conciencia, mi conciencia y mi deseo... La pantalla nos delata...: Tienes otra llamada perdida; perdida como tu razón vacía...

Como antítesis a la era de la comunicación, como así la declaramos, lo que define a los que la poblamos es la ausencia real de verdadera comunicación más allá del frío contacto hecho palabras superficiales sin verdadero contenido, sin verdadero sentimiento.

El móvil, como también el ordenador, son el retrato de nuestra civilización en su espejo. La realidad atrapada en el espejo, una cargada de empatía, de comunicación, otra, de soledad real, la de los hombres islas que ésta sociedad produce. Saber cuál es la real y cuál la inversa, atrapada en el espejo es complejo. Una es otra y ambas son las dos caras de una misma realidad.

MANUEL MILLÁN CASCALLÓ

1 comentario:

Paulo César López dijo...

Excelente poema. Sé que mi pedido rompe el espíritu del caligrama. Bueno, pero por ahí, qué tal si posteás la transcripción lineal del poema también.