martes, 28 de abril de 2009

SILLA 1

El caligrama forma parte del poemario y exposición Consumido por sí mismo en la sociedad de consumo. La silla dice de sí misma como soporte de nuestro yo cansado. Como un humano, la espalda protesta de su ocupante y le da la espalda como éste se la da a ella, se siente utilizada y manipulada por su ocupante y el mundo, como mueble, le concederá a su ocupante la utilidad que le pide, pero se niega a darle su alma. Como un ser vivo de las fábulas, esta silla, parte de un comedor nos habla y nos muestra sus sentimientos heridos por el desprecio con el que es tratada. Adquiere, con ello, un cierto sentido de acertijo que no esconde su ironía, ni su crítica a la humanidad que maltrata más precisamente a aquello a lo que más so le da y, por lo tanto, a lo que más le debe.

Su lectura es sencilla, empieza por lo más alto del respaldo y acaba en las sombras del suelo y el poema que lleva, por supuesto, mío, reza así:

¡La espalda me das!
¡Mi lomo castigas,
todo tú quebrado
y aposentado!...:
¡La cara no me verás
ni conmigo harás migas!...
¡La espalda también te daré!
¡Eso por descontado!
¡Jamás me levantaré
por mucho que me lo digas!...
Si te sientas sobre mí,
hecho un cuatro arrogante,
no esperes que me adelante,
ni te salude educado...
¡No me moveré de aquí!...
Pienso quedarme así,
como un borrico pasmado
y sin pregntar por ti...
¡Silla me quieres!,
¡silla tendrás!...
Por lo mismo que me hieres,
mi espalda te encontrarás,
y nada más tendrás de mí...
¿Respaldo?..., ¡puede!...
pero, nada más...
que mi corazón no cede

MANUEL MILLÁN CASCALLÓ

No hay comentarios: