domingo, 16 de abril de 2023

EN EL QUIRÓFANO

 Y para dar veracidad a cuanto he dicho, voy a dar constancia de la primera de mis dos operaciones (aunque la experiencia pueda valer para ambas intervenciones) con la poetización de cuanto vi y cuanto intuyo e intuí, anestesiado en el quirófano, desde que, en la sala, me llevan a este, recibo la anestesia hasta que concluye la operación conmigo en la inopia de cuanto ha ocurrido, pero todos sabemos que ocurre:

Túnel que tobogán a la luz acude.

La suerte está echada a ciencia precisa

y ni azar ni razón tienen hoy prisa...

Hay que dejar que la herida se mude,


y que razón, en cuerpo, nunca dude

de que el camino a la vida se alisa

paso a paso con la salud concisa

para que la salvación toda anude


cuerpo y mente a la sanación soñada...

La oscuridad no tiene nexos ahora,

ni reconoce el espacio ni la hora,


ni la memoria se acuerda de nada.

Despierto entre brumas, fantasmas lentos

que intento ubicar ahora en sus cuentos


sin descifrar aún su encrucijada.

Estoy en un limbo mientras la espada

juega en mi cuerpo mil experimentos...


Tripas, vísceras en juego se avienen,

serpiente en zigzag cercenada y puesta

en la panza asoma como propuesta,

pues los comensales así lo que quieren


y yo, ajeno en la noche, cual me tienen,

dócil, insensible, no doy respuesta...

- ¿Qué sabe el dormido, si no se acuesta,

lo que hilan, lo que cortan, quienes hieren,


si anestesiado vive sin consciencia

la parafernalia de quien opera?...

Si sufre, no da muestra ni se altera


de lo que actúa en el esta ciencia.

Y allí, espadachines sastres sesudos,

tras la sangría, me cosen a nudos.

MANUEL MILLÁN CASCALLÓ


MANUEL MILLÁN CASCALLÓ

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