Tras ser operado de una ileostomia por lampadoscopia el 7 de enero del presente 2023, en el Hospital de Bellvitge por un cáncer de recto que me ha llevado a un vaivén de recaídas de las que aún no sé muy bien si estoy recuperado del todo y que suponen tres obstrucciones intestinales, la primera de las cuales urgió de una nueva operación de urgencias, y otras dos más muy dolorosas que han convertido estos meses en un continuo ir y venir de hospitalizaciones y cortas estancias en casa, me encuentro con la traición de la empresa de este blog que me hace firmar unas clausulas poniendo en duda de si todo el material que aquí sale es mío porque es variado y utilizo distintas técnicas combinando poesía, caligramas e ilustraciones (amén de las noticias). Indignado me estoy planteando demandarlos. TODO EL MATERIAL QUE AQUÍ SE EXPONE ES MÍO Y YO SOY SU AUTOR, QUE NADIE LO PONGA EN DUDA. Yo vivo en un entorno limitado pero quienes conviven conmigo y me conocen y me han visto dibujar y escribir saben perfectamente quien lo ha hecho porque me han visto realizarlo.
Sé muy bien el tipo de mundo en el que estamos. Un mundo que parece exigirte producción como si fuese un publicista dentro de la cadena de consumo a la que yo no pertenezco ni tengo ganas de hacerlo y yo no pertenezco a esa maldita horda de hackers que se dedican a apropiarse de obra ajena, como ya han hecho con la mía, o mal imitarla, sino todo lo contrario, yo soy la víctima de mi propio bien hacer. Estoy francamente furioso porque se haya aprovechado el tiempo en que he estado hospitalizado e imposibilitado de dibujar, que no de escribir (pues sí he escrito en el hospital), para poner en duda nada de lo que publico.
Yo no soy una técnica, yo soy un creador que no se rige por normas ajenas a mis propios conceptos y habilidades y no intento imitar a nadie ni lo he hecho en mi vida. Mi arte es variado y multidisciplinar y siempre fue así.
Y dicho esto, me decido por publicar uno de los sonetos que escribí en mis largas estancias en el Hospital para dejar palpable la misma y el estado de demacración al que llegué tras la segunda operación y estancia en donde la inmovilidad y la alimentación prolongada con sueros, sin ingestión de líquidos ni de alimentos, me hicieron perder 20 kg, toda mi musculatura y tomar el aspecto cadavérico de un habitante de Matthäussen, aspecto que, todo y haber mejorado, aún no he superado en absoluto (aún ando por 15 kilos menos de cuando ingresé para la primera vez.
Aquí reflejo en un soneto particular la visión de mí mismo y mi estado de ánimo ante mi imagen reflejada en el espeja del cuarto de baño de una de las muchas habitaciones del Hospital que recorrí:
A golpes de convulsiones me acechas,
el grito de dolor a flor de piel,
me aleja de la vida toda miel
mientras de angustias mi mente techas.
Incógnitas me das para las fechas,
en guardia me tienes tan presto y fiel,
sin músculos la carne de papel
que de puro esqueleto ver me acechas.
Un laberinto de dudas me llueves,
que viejo y carcomido ya me veo.
Calvo de pelo, barbado de nieves,
que al verme así, ni yo mismo me creo.
¿Cómo cambian las cosas tanto
que ha poco era placer, ahora es espanto?
MANUEL MILLÁN CASCALLÓ
El poema deja en claro, además, mi inquietud por conocer cuándo se me daría de alta de una tortura que, aunque ahora ya en casa, durará mucho y, por supuesto, desconozco su final.
MANUEL MILLÁN CASCALLÓ
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