Atrapado en la vorágine del Hospital, dibujar se hacía difícil encumbrado e inmovilizado en la cama y sin posibilidades demasiadas de detallar nada en una mesa diminuta pensada para portar la comida que me pudiesen suministrar, por eso los dibujos, sean ilustraciones o caligramas fueron escasos en mis estancias hospitalarias y, luego, mis estancias en casa tampoco ofrecían garantías de durabilidad cuando, varias veces se vieron recortadas en corto espacio de tiempo por la obstrucciones intestinales que me devolvieron a Bellvitge. Esta estancia, desde el jueves 6 de abril, ha sido más amplia y he podido pasar a ordenador cuanto había escrito y dibujado, pero mis rutinas para superar mis carencias musculares tras tiempo inmovilizado tampoco me han dado excesivo tiempo para pasar algunas de mis poesías, dibujos o caligramas a este mi blog. Con Contrapunto, dibujado en la primera estancia en el Hospital, cuando aún el desánimo por las recaídas no había cundido, la única ilustración de todo este período de estancias hospitalarias, se plasma el deseo de calma para reconstruir mi vida con la plasmación de un paisaje imaginado con símiles evidentes de una vida paradisíaca en un lugar ancestral y primario dominado por la armonía con la Naturaleza que bien podría corresponder con un retrato en acronía del Nilo, Congo... o cualquier río africano, como del Amazonas, Orinoco... Un amanecer, atardecer o anochecer en el que barcas de pescadores o mercaderes transitan por las aguas de un gran río tropical, ya sea yendo a por sus tareas o volviendo de ellas tras haberlas concluido...
Es un paisaje deseado paralelo a la de la calma del Hospital, pero contrapunto del dolor y las dudas que me atenazan en él... Un locus amoenus antítesis del lugar y momento en que me hallo. Por sí mismo, el paisaje se dice y se explica en su sencillez que evidencia la felicidad de las cosas sencillas en armonía con el Mundo que nos rodea que se trasvasa del paisaje natural a la paz que de él se traduce.
MANUEL MILLÁN CASCALLÓ