Este caligrama, representa la intensa calor que en julio (y agosto) del 2018, azotó la zona mediterránea, y de hecho, Europa y todo el Norte de África. Un calor insoportable que acabó con miles de personas (también de animales, entre ellos, la anciana perra de mi hijo, Bandolera).
La calor insoportable y extasiante como asfixiante llevaba nuestro termómetros a más de 40º y una humedad extrema. Por eso la simbolicé con esta parte del desierto de Sáhara que ocupa el norte de Níger y el Tchad, lindante a los montes del Tibesti y el Haggar.
La imagen del caligrama es clara:
Una formación situliforme (en forma de seta), resultado de la intensa erosión producida por las tormentas de viento y arena de esta árida y ardiente zona desértica.
Mi poema. El poema que lleva insertado, describe esta zona desértica como descripción simbólica del ardiente estío que estábamos sufriendo, consecuencia del cambio climático global que hemos provocado. Y reza así:
En esta inmensidad, busco tu amparo.
La sombra de tu umbrela protectora.
Reino del Sol con daga destructora
donde vagar suele pagarse caro,
donde tus llamas son como un disparo
que, en luz, que la piel a toda hora
y asfixia los pulmones, opresora,
el arduo calor ígneo de tu faro.
Sin él, la noche es fría y despiadada.
Glacial de muerte siempre se empecina
en exhibirse de bestia asesina
y juntos, Sol ardiente y Luna fría
son, del caminante, letal celada
que acecha por doquier y todo el día.
MANUEL MILLÁN CASCALLÓ
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