Sigamos con la descripción de la fauna y sus sentidos simbólicos y descriptivos. Este, mi pictocaligrama, se centra en este arácnido conocido por su aspecto atemorizador, por su aspecto de animal con armadura, como por sus armas para cazar, su aguijón venenoso y sus grandes pinzas. Animal de los primeros en aparecer, ya en la era primaria y, que más allá del tamaño, en poco ha variado y que aparece en los cinco continentes, pero no en la Antártida. Siempre se le respetó en todas las culturas como se le teme por su picadura que en algunas especies (y no pocas) suele ser mortal...
Mi pictocaligrama lo refleja así, como un genérico universal:
Mi diseño de imagen, es fácilmente reconocible (aunque claramente corresponda a una de las especies habituales en la Península Ibérica. De hecho, la más abundante), lo presenta amenazante, con el aguijón en alto, como advertencia a enemigos o rivales ,o como, en el acecho, dispuesto a cargar contra la presa.
El poema, queda relegado a la sombra del animal en el suelo. Como una prolongación de su inquietante y tenebrosa presencia.
Con valor de atacante letal y traicionero, el escorpión deja en mi poema la descripción de sus rasgos anatómicos como sus valores caracterológicos y simbólicos, reafirmando lo que ya deja clra la imagen y reza así:
Cargado de armadura con tenazas,
seguro de sí mismo avanza serio,
soldado, pues, de uno y otro hemisferio
y blindado para las amenazas.
Y ese aguijón de ponzoña, temible,
es su bandera más imprescindible.
Escorpión, de súbito y al acecho.
Ese puñal de muerte con sentencia
y esas pinzas cadenas sin clemencia
son tu firma, más que un lugar y un techo.
MANUEL MILLÁN CASCALLÓ
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