En estos tiempos que corren, agobiados de oleadas consecutivas de esta pandemia que nos hemos ganado a pulso por nuestra negligencia creciente como acumulada, el deseo supera con mucho a la esperanza real mientras el mundo conocido se descompone a marchas forzadas y agoniza tanto en las sociedad humanas y estados como en la Naturaleza enferma y agotada de tanta sobrexplotación y tantos detritus... La sociedad capitalista ha demostrado ser una quimera en su estabilidad y en su globalidad. Lo que parecía asentado, férreo e incontrovertible ha resultado ser endeble y quebradizo como todo lo que el hombre crea a pesar de su complejo de Dios por la tarde y cae como un ídolo de barro y como todas las civilizaciones históricas anteriores que creyeron ser también invencibles... Así este poema mío se encuadra en esta encrucijada donde se cruzan las dudas y los miedos con los buenos deseos y la esperanza de acabar con esta pesadilla... Algo difícil en una sociedad negligente e incontrolable tanto en los poderosos como en las masas poblacionales...:
Un rayo de esperanza cruza el firmamento
aunque perduran los rayos y truenos
sobre el cielo atormentado...
¡Tengamos fe y convicción!.
Un día aparecerá el Sol.
¡Yo sé que aún existe!
Cobijado está tras las tinieblas
del delirio. Asoma en sus fronteras
con luz ardiente de vida.
Asoma la claridad por las rendijas
y promete devolvernos la alegría
perdida tras los barrotes
de esta condena transitoria.
¡A ver si cambia la historia
y nos devuelve la fiesta!
MANUEL MILLÁN CASCALLÓ