lunes, 24 de agosto de 2020

PATÉTICOS PRESAGIOS

 


Alimentado por la neurosis de la pandemia y a la que se suman el cambio climático y el calentamiento global, la neurosis se formula en una patética imagen surreal, una imagen poemada o glosada a modo de pregunta sobre una Tierra encaminada a la desertización y la muerte del Planeta que habitamos. 

Una árbol  que presenta una mano plagada de ramas, muchas de ellas estilizaciones dramáticas de manos, una botella convertda en rama que, con el árbol-tenedor entroncan o sugieren raíces  comunes con nuestros desperdicios, en un paisaje patético y estepario... desnudo... Hasta el Sol es una bombilla encerrada en sí misma que desprende luz artificial...

Las imágenes sugieren el dramatismo a partir de los elementos identificables sin que se pueda identificar lo concreto.

Si mi imagen surreal intimida patetismo, mi poema que glosa la imagen no menos... Tras una pregunta retórica que introduce en la reflexión, destruida la rima, mímeis de la propia destrucción de la Realidad construida, surgen las imágenes poéticas, las metáforas para conseguir una formulación narrativo parabólica que describe la imagen dibujada... La sugerencias dramáticas son evidentes, pero su traducción se abstractiza... como se abstractiza el presagio de lo terrible, lo que nuestra realidad actual sugiere:

¿Por qué el Sol
apresa el fuego en el cristal
ahorcado del ardiente carrusel 
de la Vía Láctea?

Enterrado, asoma el Árbol de la Vida.
La mano de su Madre, Gea,
asoma más allá de sus raíces
y es árida la tierra
y esqueléticas las ramas penitentes.
El abrigo de hojas ya no está.
El tiempo lo arrastró en un huracán...
Los dedos, retorcidos de dolor,
saben que la vida se les huye
y hay un tenaz caníbal con hambruna
que asoma del ardiente corazón
que vive en el arcano
de su piel rocosa y su epidermis
que se alza más allá de su ataúd.

Ni hormigas ni cigarras
ni hombres audaces y ambiciosos.
Pronto nada ni nadie quedará
para adorar al Sol desde su hamaca
y el Sol, voraz, no dejará 
ni espacio
a la Luna y su misterio.

Sólo silencio y tiempo eterno
y un árido paisaje sin fin
y algún árbol, espectro moribundo.
Un espacio que se retrata sin palabras,
que va sepultando, impertérrito
las huellas de la vida que lo habitó
durante millones de años y de vidas 
que el Tiempo sin sentido

MANUEL MILLÁN CASCALLÓ

De alguna manera, el poema describe a la perfección la imagen de mi imagen poemada.

MANUEL MILLÁN CASCALLÓ


No hay comentarios: