Volvamos a la poesía pura y llana. En el momento convulso que vivimos, la duda alimenta la ansiedad... La ansiedad crece de la misma duda que da la falta de seguridad allí donde nada es seguro y todo es resbaladizo... El Sistema se tambalea, la Naturaleza se precipita al desastre y la pandemia actúa como carcoma... Parece que todo se ha construido sobre el barro y que no dejaba de ser un espejismo... La Verdad absoluta es el hecho y el hecho es que el Mundo se desmorona... La búsqueda de la certeza generada por la duda es el temor y a este sigue el dolor y, sobre todo, la ansiedad por asirse a una tabla de salvación para nuestra vida y para nuestras propias convicciones y nuestra idiosincrasia. A esa ansiedad corresponde la ansiedad de la que habla el poema y, oculta en ella, se agitan los fantasmas pasados y presentes que socavan el abismo de la incertidumbre que siempre habitó en mis convicciones sobre el Mundo y la Realidad...:
Timbres de alarma con sus convulsiones,
eléctrico carrusel que todo agita.
Huye el gas, la chispa junto a la espita
amenaza terribles explosiones
Asfixia. Falta el aire... Predicciones
temen que aceche una sombra maldita,
una desgracia temida y no escrita
que siempre acorrala tus emociones.
La sospecha se agranda, la razón
lucha para no hacer sangrar la herida
que ha llenado de carcoma tu vida
y acelera tozudo el corazón.
Buscar la seguridad en la certeza,
mas todo da vueltas en tu cabeza.
MANUEL MILLÁN CASCALLÓ